Wifi cubano, antes y después de Obama.
Wifi cubano o ‘a la cubana’, como el arroz… El antes y después de Obama está siendo lento, tal y como podía preverse después de 54 años de bloqueo financiero, económico y comercial.
Se trata del más largo en la historia de la humanidad. Mientras, a la espera del ‘maná’ prometido, los ‘almendrones’ (todo un símbolo iconográfico de Cuba) siguen circulando por las calles de la Habana.
Son esos coloridos coches antiguos, de origen estadounidense casi todos, que te transportan hasta los años 40 y 50. La mayoría llevan motor diesel en lugar del V8 original. Pero ése es un detalle imperceptible a la vista.
Sin embargo, se respira otro aire. El de la expectativa, sin duda. Y eso influye en pequeños cambios que denotan un cierto dinamismo en el particular reloj de la isla. Aunque no cambie su ritmo.
Los retratos del Ché con su característica boina sirven ahora de fondo para los ‘selfies’ de aquellos turistas estadounidenses a los que sí les está permitido viajar a Cuba.
Ya antes de la visita de Obama a la isla caribeña, a lo largo del año 2015, se registró un incremento del 54% en el número de visitantes norteamericanos.
El gobierno de Obama modificó algunas de las restricciones de viaje que operaban para los ciudadanos de Estados Unidos. Hay además excepciones como los intercambios académicos o los proyectos humanitarios.
Y además, estos viajeros autorizados pueden llevarse productos cubanos a su vuelta. Eso sí, con una limitación de 400 dólares, siendo sólo de 100 en puros y ron. (Alcohol y tabaco combinados dentro del mismo importe).
Pero por lo que respecta a los cubanos…Sus salarios siguen estancados y el abastecimiento, pobre y dispar en los mercados. Además, los cubanos que no tienen familiares que les envíen remesas, difícilmente ven mejorías en su nivel de vida.
Aquellos que sí cuentan con esa vía de entrada de dinero, se benefician de una de las modificaciones de la administración Obama. Aumentó el límite impuesto a las remesas desde 500 hasta 2.000 dólares por trimestre en donativos a ciudadanos cubanos.
Entre tanto, los coches de caballos siguen viéndose a los lados de las carreteras y los beisbolistas cubanos aún sueñan con contratos millonarios en Estados Unidos.
La gente sigue con sus pequeños negocios en los bajos de las casas y el comercio privado parece haber aumentado. Muchas calles continúan sin pavimentar. Y esa estampa decadente de las viejas casas descascarilladas en La Habana vieja (de estilo neoclásico), sigue conquistando al visitante.
Pero el wifi es ‘a la cubana’, tal y como retrata un corto documental en youtube con idéntico título. Enlazado desde diariodecuba.com, y realizado por alumnos de la Escuela internacional de Cine y TV de San Antonio de los Baños, Cuba.
“¡Mira, chico! El wifi, eso es otra cosa”, como diría el cubano… Hay sólo 35 puntos en toda la isla. La implantación de Internet en Cuba es sólo del 5% (en banda ancha, sólo el 1%), una de las tasas más bajas en el mundo.
Además el coste de las telecomunicaciones en la isla es extraordinariamente alto, lo que nos lleva hasta esa casilla del ingenio cubano, capaz de “buscarse la vida para ir escapando” en casi cualquier situación.
Pero el cubano quiere ‘estar conectado’, como todo el mundo. Es un sentimiento global y el universo de los ‘smartphones’ parece ser la verdadera revolución. Incluso en Cuba.
Llega el mediodía y la gente va congregándose en la plaza de la Iglesia de San Antonio de los Baños, uno de los puntos de conexión. Vienen también de otros pueblos (no hay en todos), porque allí hay un muchacho que obtuvo ‘patente’ y colgó el cartel de ‘wifi’.
Cada cual va sentándose donde puede. No hay banco “pa’tanta gente” y se aprovecha cualquier rinconcito que permita un poco de intimidad para hablar con los familiares que están fuera (2 millones de cubanos, un 15% de la población). El 70% de los que se marcharon reside en EEUU.
Una hora de conexión, dividida en dos tiempos de 34,30 minutos, cuesta 2 pesos (1,77 euros, el 10% de su salario medio). Pero el que viene de otro pueblo gasta además 20 pesos en ir y volver.
Luego están las ‘tarjeticas’ para el móvil, que son objeto de reventa ‘paralela’ en la misma plaza. A 5 dólares pero, eso sí, sin guardar cola. No importa, no es lo mismo un mensaje que poder verse.
Alguna abuela se desmaya y el muchacho de la ‘patente’ le da un vaso de agua con azúcar…Llevaba 15 o 20 años sin ver al hijo que se marchó y los nuevos ‘celulares’ no conocen fronteras.
“Ojalá lo tuviéramos también casa”, suspira sonriente otro padre. El gobierno de Cuba se ha comprometido a tener conectado al 50% de la población desde sus casas, y al 60% desde el móvil para el 2020.
Mientras tanto, la salsa continúa siendo el verdadero himno de Cuba y muchos siguen mirando el horizonte del Malecón, buscando su propio son.
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