‘Todos hermanos’, dialogar es amar y escuchar
Primera presentación de la encíclica del Papa Francisco en la Diócesis de Canarias, a cargo del teólogo Eugenio Rodríguez, en la tarde de este viernes, en la Casa de la Cultura y Encuentro Camilo Sánchez
La propuesta más sugerente que hace Francisco en su última encíclica -“Todos hermanos”- es a mi juicio una herramienta de acción: El diálogo. Como tema de encíclicas no es nuevo. El gran documento sobre el tema es la “Eclesiam Suam” de Pablo VI, su primer documento, su “hoja de ruta“. Pero mucho antes que en los documentos, el diálogo estuvo en la vida de las comunidades cristianas y en la vida de los Papas. Es un mito que los Papas siempre han querido imponer. Es verdad que cada cual se ha movido desde la mentalidad que le daba su experiencia. Quizá el más interesante fuera Pío XI pero eso nos llevaría a otro tema. La importancia del tema del diálogo es que dialogar es amar. Y a partir de ahí dialogar es escuchar, acoger, morir a la propia idea, al uso caprichoso del tiempo y tantas otras cosas. Lo más interesante de esta encíclica es que después de incluir en el diálogo siete verbos (acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto) unos números más adelante alude a “luchar juntos” apuntando a que diálogo es algo que no se refiere solo a conversar o intercambiar ideas, tiene relación también con lo que hacemos, tiene que ver con “luchar juntos”.
El título de la encíclica nos dice la idea central en cualquier documento eclesial “Hermanos todos” es una llamada a que la humanidad nos sintamos hermanos, somos de la misma carne, tenemos la misma casa y un Padre común. Toda persona es importante, todo pueblo es importante. Hay que amar a cada persona y romper fronteras. Para entendernos, lo que propone el Papa es que también se den en la vida social el estilo de relaciones, marcadas por el amor, que habitualmente se dan en la familia. Es cierto que a veces en las familias se dan relaciones que parecen más bien mercantiles pero lo habitual es el amor. Pues que eso sea así también en la sociedad, en la economía, etcétera. El Papa dice “esta economía mata”, pero no dice “esta familia mata”. Propone que la vida social sea fraterna.
No podemos olvidar que la enseñanza de los Papas es dinámica. Va avanzando. Y así sigue siendo. En esta, entre otras cosas, una aportación casi nueva en un documento de este nivel es una relación positiva con el islam. Al comienzo afirma la importancia de que en la Edad Media Francisco de Asís quiso una relación fraterna con el mundo musulmán. Démonos cuenta de que eso es de la época del Cruzadas. Al filo del Tercer milenio Juan Pablo II pidió perdón públicamente por las veces que los cristianos habíamos promovido la violencia. Por esos mismos años la revista Time, totalmente laica, proclamaba en su portada que el hombre ¡del milenio! era Francisco de Asís. Esta es la primera encíclica papal que dedica un espacio amplio a decir que la relación entre las religiones debe de ser fraterna, y concretamente se establece una buena relación con los creyentes musulmanes.
Dice el Papa que las religiones tienen que ir al manantial y que, en sí mismas, las fuentes de las religiones no llaman a la violencia. Eso es una interpretación falsa de la auténtica religión. En otro capítulo dedicado a la conocida parábola del buen Samaritano, hace notar que aquellos que pasan de largo cuando ven a uno caído, precisamente son religiosos.
Fratelli tutti no tiene respuestas para todo. Es una encíclica que, retomando algo que afirmó hace tiempo Pablo VI, dice que su mirada es humilde; que no tiene respuestas para todo, sino que da unas pistas, y que ahora las diferentes instituciones, los ciudadanos, las religiones y todos, tienen que ver qué hacen ante un hecho como el que se da en Arguineguín. Se mezcla la injusticia de las relaciones norte-sur, que provocan las emigraciones y debe abordarse de manera estructural, con el drama puntual que nos plantea qué hacer cuando llegan allí las personas migrantes.
Como todas las encíclicas dice que no se puede abandonar ni la conversión personal ni la dimensión estructural o política. Pone un ejemplo, hace falta que una persona ayude a otra a vadear un río y hace falta también un puente. Si miramos a la realidad, estos días en Órzola por ejemplo se atendió a los que llegaban pero no tenemos respuesta estructural al hecho de que las migraciones tienen una causas. Propone un estilo de vida marcado por la austeridad y la alegría. También propone complicarse en la caridad política.
Democracia
Otro de los grandes temas de la encíclica es la democracia. Quizá el más importante. Es un tema que tardó en entrar en la Iglesia. Empezó a entrar en 1944 en la doctrina de la iglesia y la primera apuesta fuerte por la democracia es de Juan Pablo II en Centesimus annus. Aquí en ‘Fratelli Tutti’ hay una nueva apuesta por la democracia, y una llamada a una mejor democracia. Fratelli Tutti acepta la vieja definición griega de “democracia como poder del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” que también está en el Capitolio norteamericano. el Papa ha puesto ese adjetivo: “mejor”. Por una mejor democracia. Es una propuesta de que la democracia avance. Parece razonable que queramos formas mejores de democracia, como se ha visto en la pandemia.
Mejor democracia es que toda persona tiene vocación de protagonizar su vida política mucho más que un segundo cada cuatro años, cuando vota. Parece haberse olvidado que hace no tanto que buena parte de la sociedad española gritaba “Democracia Real Ya”. Es un clamor que no puede haber un gobierno piramidal. Toda persona tiene que tener el máximo protagonismo. Los modos autoritarios, que denostamos en la época del franquismo, a veces reviven. Ahora resultan que los secretarios generales de los partidos son auténticos reyezuelos. Hemos vivido, hace poco, el espectáculo bochornoso de que un grupo de parlamentarios fueron al Congreso dispuestos a aplaudir sin saber que iba a proponer el jefe de partido.
Un concepto importante, no nuevo en la doctrina de la Iglesia, pero muy trabajado por la teología del cono sur iberoamericano es el concepto “pueblo”. Es un concepto abierto, más que un concepto es una experiencia. El Papa dice una y otra vez que la realidad es poliédrica. El cree que la categoría de pueblo es central, ser del pueblo, un solo pueblo, derribar muros, tender puentes, construir la patria. Tiene una filosofía menos dialéctica que otros. Sí que ve que pueblo en cierto modo es lo contrario a elites pero no pone ahí tanto el acento cuanto en que hay que hacer una construcción compartida. Pueblo es una categoría central en Francisco pero no de manera lineal sino más plural, con varios significados. El dice que es una categoría que no es ética sino mítica, es decir que alude a los relatos y la cultura compartida por una comunidad amplia. Es una categoría para vivir y por eso critica los populismos que usan esa categoría más para dirigir, para manipular.
La frase que personalmente me llama la atención de forma especial es que “María, con la fuerza del resucitado, quiere parir un mundo nuevo”. Habla como el pueblo y usa la palabra parir. Eso me entusiasma. Está dicho en el capítulo dedicado al diálogo entre las religiones. Los musulmanes también dan un gran lugar a María en sus convicciones religiosas. Es un guiño a los musulmanes, una buena orientación al feminismo y del lugar que gracias a Dios está ocupando la mujer en la Iglesia.
[El autor impartió una charla en la tarde del viernes, 27 de noviembre de 2020, en la Casa de Cultura y Encuentro “Camilo Sánchez” de Las Palmas de Gran Canaria].
Eugenio Rodríguez es doctor en Teología y párroco en San Marcos, en LPGC.