‘Sea Cloud II’ cumple 4 meses de espera en el Muelle Santa Catalina
Uno de los nombres propios del negocio mundial de turismo de yates-cruceros permanece en el Puerto tras verse sorprendido en aguas canarias por el inicio de la pandemia
‘Sea Cloud II’, uno de los nombres propios del negocio mundial de turismo yates-cruceros, cumple 4 meses de espera en el muelle de Santa Catalina, en el Puerto de Las Palmas.
Al ‘Sea Cloud II’ le cogió la pandemia en plena travesía y sus propietarios, un fondo alemán, optó por atracarlo en el puerto de La Luz hasta que se despejaran las incertidumbres internacionales en torno al coronavirus.
El primer ‘Sea Cloud’ superó la tempestad financiera de Wall Street, en Nueva York, en 1929 hasta el punto de que 2 años después, navegaba a manos de millonarios y con el paso de las décadas se convirtió en una leyenda marina y en un lugar de celebraciones y encuentros diplomáticos y políticos.
El inicio de la Segunda Guerra Mundial cogió al ‘Sea Cloud’ en San Petesburgo (Rusia) y tuvo que poner rumbo a Estados Unidos, hasta que pasó como buque militar guardacostas en una nueva gesta que recogen todas las webs navales.
Tal fue y éxito del ‘Sea Cloud’ en el mercado de los yates-cruceros, que la compañía se animó, en 2000, a construir un segundo buque, aunque con una estampa tradicional.
El ‘Sea Cloud 2’, de 117 metros de eslora y tres mástiles, arribó a Las Palmas el 16 de abril de 2020 y permanece, desde entonces, en la entrada al dique de Santa Catalina, frente al centro comercial El Muelle, dando cobijo a los paseantes que se sientan junto a la oficina de turismo, un espacio que apenas se ha utilizado por los confinamientos del Covid-19.
La proa sujeta a un águila que acredita que la solera del buque, construido en los astilleros asturianos de Gondán con capacidad para 96 pasajeros y 63 tripulantes. Curiosamente, su interior fue totalmente creado por diseñadores de El Corte Inglés en uno de sus proyectos más originales hasta la fecha.
Hasta que arranque la temporada de cruceros en otoño, es posible que la belleza estética del barco pueda ser contemplada por la ciudadanía. Un buen pretexto para darse una vuelta.