#Sarabareando las Sombras de la Farruca (Sara Baras)
Sara Baras triunfó de nuevo en el Teatro Cuyás. Flamenca, su baile es su voz. Y su garra, el aire que mueve la gasa de su vestido.
#Sarabareándolo todo a su paso. ‘Sarabareando’ el Arte, el Flamenco y el Baile… Y el Teatro Cuyás al completo, donde casi “faltó butaca pa’tanta gente”, que diría la canción. Y ello a pesar de contar con tres funciones.
Sara Baras vuelve a triunfar en el teatro capitalino (como no podía ser de otra manera), con su último espectáculo, ‘Sombras’. Un recorrido en baile, en cante y en toque por la trayectoria de una bailaora que es leyenda. Y que es mujer, es raza y es color.
Primer proyecto escénico de Andrés Mérida, además. Este pintor (‘garabatista’ como a él mismo le gusta a veces llamarse), presenta el flamenco y a “la Farruca” de forma imponente, en unos escorzos que bailan en la frontera entre lo figurativo y lo abstracto.
Estilizados en sus figuras pero arrebatadores en su fuerza, cobran vida en el escenario al consumarse la magia de la ‘comunión’ con las luces. Y es que la iluminación da vida también a esas otras ‘sombras’ que agitan el baile de Sara Baras. Maravilloso efecto de conjunto el conseguido por Óscar Gómez de los Reyes.
Poderío y alegría es lo que se respira desde el principio en este viaje por distintos palos del flamenco, que juega con los registros lo mismo que con los instrumentos, introduciendo novedades de otros meridianos en la percusión. Otras latitudes que combinan bien con las guitarras y las cajas, y que ‘envenenan’ en positivo hasta la forma de coreografiar,

Sara Baras dirige, coreografía y produce sus espectáculos (Fotografía de ‘Sombras’ sobre el escenario del Cuyás).
Y es que Sara Baras arriesga. Siempre. El reto lo lleva pegado al tacón y le gusta hacerlo sonar. Y oírlo, que le suene en el alma hasta dibujarse en su sonrisa. Y eso se siente, porque retumba en la de todos.
‘Sombras’ es como ese amante que sigue siendo novio aunque sea esposo. Fiel a las raíces flamencas pero novedoso cuando llega el momento, el del baile. “Terremoto”, la llamaron desde el patio de butacas del Cuyás… Ella sonrió y entregó un beso prendido al vuelo del traje. Además.
Además, porque lo dio todo, como es Sara Baras. Meticulosa y detallista que mima cada paso, cada giro, cada quebranto… Toma y da el pase a los suyos con una generosidad infinita, con una pasión desbordante. Contagiosa.
Y así se entregan las cuatro bailarinas y los dos bailaores, por instinto y por convicción. Desmedidos y ‘farrucos’. En armonía de cuerpo y alma. Contagiados de las ‘sombras’ de Sara Baras y colmados de las suyas propias. Como la de su ‘Alma máter’, José Serrano, soberbio en sus ‘tangos‘.
Si todas las lunas fueran de miel, darían la noche entera por un baile de Sara Baras y José Serrano, ya sea vals o bulería. Poco importa. La química fluye igual que el arte… Farruca y más allá de las sombras. #Sarabareándolo todo a su paso.
‘Sombras’ es puro sentimiento a flor de piel desde que Sara empieza sola, en sombras, para pasar a la primera ‘farruca’, seguida del ‘martinete’ del cuerpo de baile, hasta que acaba con la ‘bulería’. Y de nuevo, ‘Sombras’, pero las de hoy, con 20 años de su compañía a la espalda y toda la gratitud a la vida a cuestas.
La música de Keko Baldomero es el compás perfecto de tanto sentimiento vivido y atesorado. Como sucede siempre con Sara Baras, el cante y el toque brillan con identidad propia. No son mero acompañamiento, sino esencia que susurra arte a cada vaivén preciso.
Sus letras saben a vida vivida. ‘Sombras’ respira romance por el flamenco en cada palo, en cada estrofa y zapateado. El alma la entregas al primer toque y ya no la recuperas hasta el fin de fiesta (o no la recuperas).
¿Cuántas cabrán bajo el biés de su vestido movido al aire? Todas y una más, en la próxima función. La que aún aguarda, presa del eco de su intenso zapateado