Roma vende su heladería más famosa a coreanos
Roma traspasa la heladería más antigua de toda Italia al coloso coreano Haitai. Ubicada en el barrio Esquilino, la población no se lo cree aún. Sus productos los saboreó Vittorio Emanuele III, Mussolini o Hitler en el mismo salón de hoy en día. Haitai prevé expandirse por Europa, incluida Canarias.
Servía helados por un euro hasta la medianoche, a cinco minutos en tranvía o guagua desde la estación de Termini. Cinco generaciones después de que Giovanni Fassi abriera su ‘Palazzo del freddo’, conserva el nombre pero son coreanos.
Sucedió con un cartel colgado por los nuevos dueños. Con los primeros ‘fa caldo’ (hace calor) de este verano, Roma, la ciudad eterna, se despertó descubriendo que sus helados estaban en venta, pero no en un ‘palazzo’ sino en un ‘gungjeon’ o palacio en dialecto coreano de Seúl.
1.314 Opiniones en TripAdvisor, que le da un 4.5 de 5 estrellas, el N.º 78 de 588 postres en Roma y el N.º 735 de 9.877 sitios para comer en Roma (además de su su certificado de excelencia), son sólo lo más reciente y turístico que se puede decir del ‘Palazzo del freddo’ de Giovanni Fassi.
Pero el 65 de ‘Via Principe Eugenio’ atesora una historia aún mayor que su espacio de 700 metros cuadrados dedicados al helado (200 se destinan al laboratorio de producción). Forma parte de la propia historia de Roma desde que el patriarca fundador, Giacomo, iniciara la actividad en 1880.
135 Años más tarde, toda Italia sabe que el helado se hizo famoso de la mano y las ideas del hijo, Giovanni Fassi, pastelero y ‘gelatiere sovrano’ (heladero real). Pero en esta aventura hay también una mujer, una siciliana emprendedora que ayudó a su hijo inventando el ‘Telegelato Giuseppina’ con hielo seco para transportarlo. ¡Nada menos que en 1928!
Situado en el corazón del barrio Esquilino, étnico y multicultural en sus asentamientos, Roma entera sabe que el helado se llama Fassi. Los coches aparcan a ambos lados de la calle, y la parada del tranvía a pocos metros en ambas direcciones es conocida por la ‘del gelato Fassi’.
La empresa coreana compradora de este ‘helador’ éxito, Haitai Confectionery and Foods Co, se compromete por contrato a garantizar la calidad artesanal del producto, pero… Ya no serán italianos. Aunque sean Fassi.
¿Qué diría Giacomo Fassi si levantara la cabeza?… Los orgullos italianos ya sabían que los helados de Fassi se vendían en Corea desde hacía algún tiempo (contaban con 60 puntos abiertos al público). Siempre hay visionarios en las familias, como la abuela Giuseppina, pero ahora sus descendientes se han desprendido también de la marca ‘il Palazzo del freddo’.
La intención de este coloso coreano de la alimentación es aumentar hasta 300 el número de ‘palazzos’ de venta en su país, y venderlos en todo el mundo con la apertura de otros 200 repartidos por la geografía mundial. En definitiva, crecer. Y con una facturación prevista de 100 millones de euros de aquí al 2020.
El helado de calidad pierde su esencia italiana. Poco importa si estos técnicos heladeros coreanos, que intensificarán la producción, son aplicados. Los ‘Sanpietrinos’ (rellenos de crema de ‘zabaione’, coco, café y ‘nocciola’, recubiertos luego de glaseado de chocolate), llamados así por la forma de adoquines de las calzadas romanas, ya no contarán historias de Giuseppina…
Hace dos semanas nos hacíamos eco del cierre del ‘Café Comercial’ en Madrid como verdadera institución identitaria de la ciudad. Hoy le toca el turno a la mayor y más antigua heladería de Italia, símbolo de Roma y, en realidad, la más famosa de Europa.
Aquí comieron helados Benito Mussolini, Vittorio Emanuele III y hasta Adolf Hitler, pues durante la II Guerra Mundial, los alemanes requisaron el hotel que había encima de la heladería y, demasiado a menudo, se reunían en el ‘Palazzo del freddo’ para tomar un helado.
Como cantaba aquel tango…’que paren el mundo que yo me bajo’. Y antes de que se convierta en otro, comamos un ‘tramezzino’ de chocolate, zabaione y frutas del bosque.
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