¿Quiénes son los accionistas del Gas de Rusia que llega a Europa?
Francia, Alemania, Holanda, Reino Unido y Austria están detrás de los gasoductos del Mar Báltico. El hólding Nord Stream está liderado por la rusa Gazprom, construido para taponar el transporte gasístico por Ucrania
El gas que bombea Rusia a la Unión Europea (UE) cubre las necesidades energéticas de varios países, pero el suministro diario esconde un entramado político y económico que explica las dudas y divisiones de algunos de los socios comunitarios, como ocurrió este viernes, 25 de febrero, durante la reunión de los ministros de Finanzas (Ecofin), en París.
Italia o Alemania vetaron en el Ecofin medidas drásticas a Rusia, como impedir que acceda a las operaciones mercado interbancario internacional o que se limiten las compras de hidrocarburos.
Los criterios del Ecofin están sujetos a los acuerdos de los jefes de Estado, pero en la escasa información que trascendió del encuentro en la capital parisina, apenas se alude a las repercusiones que una sanción de tal envergadura tendría sobre el transporte del gas a Europa.
La guerra sobre Ucrania pone al descubierto parte de los intereses europeos en la actividad energética proveniente de Rusia, primer productor mundial de gas.
Según la información institucional, detrás del gas ruso figuran grupos públicos y privados de Francia, Alemania, Holanda, Reino Unido y Austria, sobre todo, en los gasoductos del Mar Báltico.
El hólding Nord Stream (un gigante marino con dos gasoductos de 1.200 kilómetros cada uno) está liderado con un 51% por la rusa Gazprom, cuyo gran rival son las gasísticas americanas, una clave que ilustra las tensiones de los últimos meses desde que Olaf Scholz se hizo con el poder en Alemania en alianza con los Verdes.
Scholz detuvo Nord Stream 2 en noviembre de 2021, a medida que aumentaban las importaciones de gas natural licuado a Europa desde la victoria de Joe Biden en la Casa Blanca.
Rusia tomó nota y avisó a los accionistas de su disconformidad. De hecho, el Gobierno de Moscú se venía disgustando con las sanciones y amenazas económicas de Estados Unidos (incluso bajo el mandato de Donald Trump), como las que soportó en 2020 y 2021 en el Puerto de La Luz el Oceanic 5000, un barco grúa de 200 metros de eslora propiedad de Gazprom que operó en el Báltico y al que Washington persiguió por toda la costa africana para promover su embargo por la amenaza de conflicto sobre Ucrania.
El Oceanic 5000 navegaba con bandera de Barbados y durante la estancia en Las Palmas pasó al registro de Kaliningrado, la base de operaciones del gasoducto Nord Stream.
Nord Stream 1, capaz de transportar 55 millones de metros cúbicos al año, nació en 2012, desde la bahía de Portovaya (Rusia) hacia Vyborg (Alemania). La empresa, con sede en Zug (Suiza), cuenta en su accionariado con Eon-Wintershall (Alemania), Nederlandse Gasunie (Holanda) y GDF-Engie (Francia), tres grandes energéticas que se reparten el 49% de la sociedad.
Nord Stream 2 se concluyó en 2021 con un coste próximo a los 10.000 millones de euros. Cuenta con más capacidad de bombeo y aunque el cien por cien es propiedad de Gazprom International Projects, cuenta con acuerdos de financiación de Engie (Francia), OMV (Austria-Rumanía), Shell (Reino Unido-Holanda), Uniper (Alemania) y Wintershall Dea (Alemania).
En febrero de 2021, a medida que se calentaba motores para las elecciones alemanas que pusieron fin al gobierno de Angela Merkel, la prestigiosa revista Die Welt rescató el gran secreto a voces: el ex canciller hasta 2005, Gerard Schröder, seguía vinculado a Gazprom como presidente del consejo de Nord Stream.
A raíz de la noticia, salieron a relucir las conexiones actualizadas de Gazprom (gas) y de Rosneft (petróleo), las dos compañías públicas de Rusia que controla Vladimir Putin, con los grupos europeos.
Los dos gasoductos de Nord Stream están llamados a miminizar el trazado del transporte de gas de Rusia a través de Ucrania, el trazado de Yamal, que ha ido cayendo de forma gradual, de manera que en la emisión de gas la última palabra corresponde a Moscú y Berlín.
Yamal cuenta con 2.000 kilómetros de tuberías que han quedado intactos en los tramos ucranianos, hasta el punto de que en las últimas 48 horas han cuadruplicado sus envíos a la UE como respuesta a una mayor demanda en detrimento de Nord Stream.
Los gasoductos germano-ruso no han entrado en el parte de guerra. Han sido omitidos de las resoluciones oficiales (como el Ecofin) para evitar consecuencias sobre la cotización de los accionistas europeos.
Washington considera que el gasoducto Nord Stream aumentaría la influencia rusa sobre Europa y afectaría de manera negativa tanto la seguridad energética del continente, como el mercado del gas en Europa del Este. Pero también hay intereses comerciales propios, pues Estados Unidos quiere consolidar el mercado europeo a su gas natural licuado.
En enero de 2022, el presidente Biden aseguró que Nord Stream es “un mal negocio para Europa” y dijo que revisaría las restricciones que impuso Trump.
En los días previos a la invasión de Ucrania, Putin dijo que Rusia seguiría suministrando gas a los mercados mundiales. Sin embargo, Gazprom, que modula a su antojo las subastas diarias, no ha pedido ninguna capacidad de tránsito para febrero y marzo por la ruta ucraniana, lo que da idea de la prolongación del conflicto aunque se haga con el Gobierno de Kiev. Los socios europeos occidentales de Gazprom permanecen en silencio.