¿Quién dijo que CC estaba para el arrastre?
Coalición Canaria trata de renacer sobre sus cenizas en Gran Canaria, la isla que le asestó un golpe del que no se ha recuperado desde la escisión que dio lugar a Nueva Canarias (NC).
Tampoco la pericia y el olfato han acompañado a NC, que ha visto cómo su marca regional se limita a 4 escaños en el Parlamento frente a 19 de CC, según los resultados de 2019 (2 diputados de cada formación han volado al grupo mixto).
Las estimaciones de voto sin cocinar apuntan a un representación parecida en el 2023; o sea, un triple empate en la cabeza entre CC, PSOE y PP (de 17 a 20) y un escaso colchón entre 10 y 12 parlamentarios del que se nutrirían NC, Podemos, AMF y ASG.
Conclusión para ese hipotético puzzle: CC y NC se necesitan y, si fuera preciso, la ASG de Casimiro Curbelo también sumaría si se demuestra que Miterrand se equivocaba cuando aludía al nacionalismo como el “mal de los Estados“.
La estrategia de CC de avanzar en Gran Canaria a golpe de concejalías de Urbanismo, cobra mucho sentido en ese contexto de supervivencia electoral para recuperar el poder.
Controlar el territorio y el suelo en San Bartolomé de Tirajana, Mogán, Telde y Santa Lucía no es una casualidad. Demuestra que Fernando Clavijo ha optado por una discreción a la que ha ayudado la crisis pandémica, cumpliendo además con los acuerdos de tiempo compartido con NC en alcaldías como Telde (a la que debe seguir Santa Lucía).
En su tribuna semanal, el ex presidente Paulino Rivero afirma: “Habrá que replantearse muy seriamente cuál es el rol que le corresponde a Canarias como territorio geográficamente alejado de España“.
Para Rivero, que presidió Canarias durante 2 mandatos entre 2007 y 2015, se evidencia la desventaja de Canarias cuando “la sensación que transmite el Gobierno de Pedro Sánchez es que está plegado a la presión que se le ejerce desde Euskadi y Cataluña“.
A buen entendedor, pocas palabras. La influencia de Canarias en el Estado es baja y, por extensión, el nacionalismo está llamado a filas viendo cómo el Estado se retrata con más recursos en las comunidades históricas.