Puerto de Beirut deja más de 135 muertos y 5.000 heridos
Estremecedora explosión en más de 10 kilómetros de la mayor onda expansiva vivida en la capital libanesa desde la guerra de 2006. El posible atentado se produce en medio de las tensiones de Hezbollah
Puerto de Beirut destruido por la gran explosión de un presumible atentado terrorista, del que se desconoce su autoría. Las deflagraciones se produjeron una nave de armamento situada en las instalaciones portuarias y deja un rastro de más de 135 muertos, 5.000 heridos y decenas de desaparecidos.
Toda la ciudad libanesa está dañada y la sacudida se pudo sentir desde lejos.
En torno a las 16.00 hora de Canarias, Beirut, capital de Líbano, fue duramente castigada al ser objeto de una catástrofe sin precedentes cuyo origen aún se desconoce: una potente explosión arrasó el puerto de esta urbe histórica, aunque el momento más terrorífico tuvo lugar minutos más tarde, cuando una segunda onda expansiva, muy parecida a la que dejaría una bomba nuclear, alcanzó varios kilómetros a la redonda, rompiendo todo lo que encontraba a su paso.
Aoun calls for two-week state of emergency in Beirut https://t.co/Khih9tptji
— The Daily Star Lebanon (@DailyStarLeb) August 4, 2020
Ante la dimensión del suceso, el Gobierno de Israel fue uno de los primeros en reaccionar para impedir que se le señalara como responsable. Tel Aviv confirma que no está detrás de los sucesos.
El caos era perceptible hacia las 18.30 hora de Canarias, ya que en Beirut anochecía cuando los bomberos trataban de sofocar los múltiples incendios.
Los medios libaneses publicaron imágenes de personas atrapadas bajo los escombros, algunas ensangrentadas, después de la explosión masiva.
Un corresponsal de la agencia gala AFP en Beirut señaló que todas las tiendas en el distrito comercial de Hamra sufrieron daños, con escaparates enteros destruidos, ventanas destrozadas y muchos autos completamente sepultados por escombros.
Las personas heridas caminaban por la calle, mientras que afuera del Centro Médico Clemenceau, se agolpaban docenas de heridos, muchos cubiertos de sangre, que se apresuraban a ingresar al centro, incluidos niños.