París, la alegría de vivir hecha de miga de pan
#DesdeMiVentanaVerde, episodio 8. La autora recuerda, evocando a Platón, que conocer es recordar cuando se mira la foto de Willy Ronis, un refugiado ucraniano judío, en la que un niño de la guerra con una barra bajo el brazo, corre con la vida en la sonrisa
#DesdeMiVentanaVerde miro hacia el cielo y busco en la luna la sonrisa del gato de Alicia, pero ya no está… Ha seguido creciendo y ya va camino de la luna llena.
Pero me quedan sus rayas. En estos días, inevitablemente, me queda las rayas. Y como si la memoria lo asemejara todo, las rayas malvas del cuerpo del ‘Gato de Cheshire’ me llevaron tristemente hasta los pijamas a rayas.
Y de ese modo pasé de las conversaciones filosóficas con Alicia al Memorial de la Shoah. Sentí cristales rotos bajo mis pies cuando eché a caminar calle arriba.
Entendí entonces por qué el gato del centro de la Gran Plaza me dijo aquello de “que paren el mundo hoy que yo ya no puedo más, que tengo huecos que tapar, que paren el mundo hoy que me decidí a bajar”.
Y ya no me sonó a canción sino a un hondo pesar, pues siguen quedando huecos que tapar como me susurró aquel gato. Y si como decía Platón, para las almas conocer es recordar…
(Encerradas como están en el cuerpo y timoneadas por los sentidos, tan expuestos siempre al engaño y la distorsión más subjetiva de la realidad. Tan manipulables).
Ni que decir tiene que, cuando el olvido es algo a lo que se aboca casi intencionadamente, en esa espiral del tiempo habría un continuo devenir cíclico entre pasado y presente. Donde todo vuelve y se repite para dibujar el hoy, insinuando, lamentablemente, también el mañana.
Así que recordemos. Recordemos, siempre. En blanco y negro, o en color. El valor del recuerdo rediseña nuestros pasos… Volví entonces a recuperar aquella foto de Willy Ronis, hijo de un refugiado ucraniano judío de Odessa y una profesora de piano lituana.
Pero sobre todo, un enamorado de París… (También él).
Aquella instantánea en la que un niño corre con una baguette de pan bajo el brazo, casi más grande que él. En blanco y negro, claro… ‘L’enfant au pain’ (‘El pequeño parisino’). La alegría de vivir hecha de sonrisa y de miga de pan también. Captada de manera efímera por la lente de Ronis para hacerla eterna e imborrable.
Lo que se dice un verdadero ladrón de la vida, que sólo trabajó con tres cámaras a lo largo de toda su carrera y que, sin embargo, llegó a ser el primer fotógrafo francés en firmar en la revista LIFE.
La Segunda Guerra Mundial obligó a colgar las cámaras de Willy Ronis por su origen judío, y lo forzó a huir del París de los nazis, otro París… Es una cuestión de sentimientos. Pero ésa es, no obstante, la fuerza de una fotografía, el valor del recuerdo en una mirada.
Toda una historia propia en una pequeña fotografía, como la última barricada para un ejercicio de cultura en libertad. La emoción tras esa mirada superpuesta a la arquitectura de una de las ciudades más icónicas del planeta.
Antes de aquella maldita redada del Velódromo de Invierno (El 16 de julio de 1942, 13.000 judíos fueron detenidos y deportados de París en dirección a Auschwitz).

Murciano, uno de los establecimiento del barrio judío, quizá, con la mejor tarta de queso de todo París.
Y siempre bajo ‘les pavés’, las playas de la rebeldía de París. En ‘Le Marais’ del barrio judío y la tarta de queso de Murciano, mucho antes que ondeara la modernidad de la bandera del Arco-iris por encima de los dulces de amapolas y el pan pita.
Y por supuesto, mucho antes que Amelie tirara piedras al Canal de Saint Martin… Pero en París sigue corriendo aquel niño con la enorme barra de pan y la vida en una sonrisa. “Siempre gana quien sabe amar” (Hermann Hess).
Para seguir leyendo
Episodio 1. Gueto judío de Venecia, en el verde de la memoria.
Episodio 2. Sátira de la Crucifixión más allá de la plaza San Marcos.
Episodio 3. ‘Ponte Vecchio’, murmullo de voces y sueños.
Episodio 4. Plaza de San Pedro, inmaculada pero descarnada.
Episodio 5. Los olmos del Gianocolo de Roma se inclinaron aquel día.
Episodio 6. Bosque de Bolonia, raviolis preparados en pareja.
Episodio 7. Bruselas y las siete calles que conducen a la Gran Plaza.