Paco Juan Déniz, surrealismo vivo
Fallece a los 66 años de edad uno de los maestros del arte en Canarias que siempre buscó ese otro plano fuera de la realidad que nos encorseta, ajeno a tendencias que nos llevó al núcleo de las cosas. Era libre y honesto. Fue semilla
Paco Juan Déniz fue piedra en el camino y luz al final, siempre prefirió el arte al mundo del arte. Y por ello se adentró sin medida ni contención en sus adentros, en los del Arte y en los suyos propios, los del inconsciente.
Buscó ese otro plano fuera de la realidad que lo encorsetaba (nos encorseta), y lo halló. Supo dar rienda suelta a ese otro yo que siempre lo acompañó, a su lado, protegido en el silencio de su timidez (pero ardiente). Amante de la vida hasta el punto de querer cambiarla desde el arte, ajeno a tendencias y autodidacta, nos llevó al núcleo de las cosas desde su mirada surrealista. Siempre una ventana abierta.
Y corrí por sus pasillos de tinta surrealista cuando era tan sólo una niña, pero ya me gustaba la magia de todo cuanto veía colgado en las paredes de la sala de exposiciones.
Seguí yendo, una tras otra. Ya no correteaba ni vestía uniforme de colegio, pero seguía prendada de aquella otra realidad. Descubrí el surrealismo en vivo de su pincel y del de Juan Ismael, también.
Más de cincuenta años de trayectoria profesional dedicada al arte, su “pan y mantequilla”, como él mismo decía. Soñador incansable de nuevas formas y universo propio, hasta una calabaza de agua cobraba vida a color si caía en las manos de Paco Juan Déniz.
“Pinto pese a todo” tituló cuando cumplió el medio siglo de esas mismas manos llenas de color, su herramienta frente a la mediocridad militante. A salvo en su estudio y refugio de toda criatura cortesana, nocturna o no.
Paco Juan Déniz daba la vida por el Arte, aunque ello supusiera la soledad, pues huía del mecenazgo que lo sepultara. Era libre y honesto, sobre todo, honesto. Fue semilla.
También identidad, por supuesto. Onírico y crítico a partes iguales, como la química exacta de un color, seguramente, Paco Juan Déniz leería hoy con rubor todas las palabras pronunciadas sobre su obra, sobre él (con aquella sonrisa apenas esbozada que tenía). Y seguiría dibujando, interpretando la realidad de lo que contamos, porque hizo la revolución desde el deseo.
Y desde la libertad, ajeno a toda preocupación estética. Enganchado al brazo de esa libertad desde siempre, buscó la materialización figurativa de sus sueños como rastro o senda de ese deseo.
Cuando cumplía 65 años, el verano pasado, Paco Juan Déniz colgó en su Facebook un vídeo. Breve pero intenso. ¡Cómo no…! “Hace 2 años que las mariposas aparecieron en mis cuadros. El transcurso es la suma de instantes y aquí les dejo uno haciendo lo mejor que sé”.
Descanse en paz.

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