Oportunidad para el desbloqueo de Estado
El acuerdo de gobierno entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias es una gran oportunidad para el desbloqueo institucional que sufre España desde hace 4 años.
Ambas fuerzas están legitimadas por más de 10 millones de votantes para proponer a otros partidos una mayoría absoluta que dé estabilidad al bienestar y a la economía de un país que se asoma, con inquietud, a un escenario de enfriamiento financiero, tal y como acredita el último informe de la Comisión Europea al rebajar el crecimiento al 1,9% para 2020.
Pedro Sánchez, consciente de la debilidad estructural que supuso retroceder el 10N y ver cómo el bloque de progreso menguaba frente a unas expectativas más amplias de los conservadores (sobre todo, de Vox), tardó 48 horas en firmar la paz con Pablo Iglesias.
PSOE y Unidas Podemos suman 155 diputados, quedando a 21 de la mayoría legal, una cifra que se antoja compleja pero no imposible si el compromiso y la voluntad de PSOE y Podemos pasa por negociar y no por imponer.
Es previsible que la investidura de Sánchez prospere; es factible que, como apuntó la periodista Victoria Lafora en TVE, Iglesias aspire a 7 ministerios; es incluso viable que otras fuerzas de progreso (Más País) asuman responsabilidades más altas o que los nacionalismos (como el de Canarias) influyan como interlocutores con sus regiones de origen. Pero de lo que no cabe duda es que el 10N obliga moralmente a Sánchez a dar la cara con la ciudadanía, haya votado o no al PSOE.
La celeridad del acuerdo merece un reconocimiento y un mínimo de tregua para comprobar si la adhesión de los nacionalismos (o la abstención de C’s) va acorde con los tiempos que vivimos, donde la deuda pública es asfixiante (1,2 billones) y donde la caja de las pensiones tira de créditos suministrados por el Gobierno a la Seguridad Social, por citar 2 botones de muestra junto al desempleo o la mejora de la educación, la sanidad o la justicia.
PSOE y Podemos tratan de ofrecer una prueba de madurez después de años de divergencias. Quizás, ha influido el miedo al despegue de Vox, pero sea por ésta o por otras razones más convincentes (como la económica), España no puede perder un minuto más para recobrar el crédito de la comunidad internacional en un mundo cambiante donde la globalización está dando lugar a procesos de aislamiento comercial y social que no hemos conocido jamás.