Olesya Lylak: “Nuestra población se ha visto abocada a la trinchera”
La presidenta de la Asociación de Ucranianos en Canarias espera que su país se integre en el modelo de "valores europeos". La dirigente ucraniana participó en la presentación del libro de Nadia Jiménez 'Ucrania sin Cielo'. Espiral21 reproduce de forma íntegra su intervención en la Casa Colón
Olesya Lylak, presidenta de la Asociación de Ucranianos en Canarias, participó en la presentación del libro de Nadia Jiménez ‘Ucrania sin Cielo‘. Espiral21 reproduce de forma íntegra su intervención en la Casa Colón de la capital grancanaria.
“Agradecer a Nadia Jiménez, que nos presenta una narrativa poética llena de tic históricos, personalizando ejemplos de personas que alzan su compromiso con los hechos que denuncian, y que parten en el caso que nos concita de la agresión bélica que nos trae hoy aquí.
“Como pulseras, Nadia nos deja frases de esperanza, como aquéllas de los “lunes al sol”, “lo mejor está por llegar” o que “el verde del limonero sigue siéndolo, aunque no dé frutos”, a lo largo de libro.
“Los pueblos que han sentido lo que es la persecución, hasta el punto de haber perdido sus territorios, se ven más agraviados cuando el fin último es el demonizar sus culturas. Ucrania ha sido ocupada en los últimos tiempos por otomanos, austrohúngaros, y soviéticos, donde el centralismo absorbió o impuso criterios educacionales y culturales en nuestro acervo como nación.
“Hoy gracias a la solidaridad internacional, y dentro del contexto de libertades fundamentales establecidas en la Europa del siglo XXI, los ucranianos vagamos en un viaje sin destino ni fronteras. Soñar una historia parece ser antitético; pero quizás, crear un relato a partir de un sueño, no lo sea. Comenta la escritora la llegada de María Magdalena y de Marta a Marsella. La historia dio la razón a aquélla huida. La heredera no debía ser mujer, y sirvió aquélla omisión de la historia, para observar la castidad de los detentadores de la palabra de Dios….
“Cómo versionamos los hechos. Nuestro día a día, el de todos, se conforma de una abigarrada fuente de culturas transfronterizas. Viajar te hace tomar muchas conciencias, te hace aprehender los otros modos de vida, y a aprender de sus diferencias. Pero la codicia, la llamada geoestrategia, devora los valores y menosprecia al ser humano, creando conflagraciones mundiales afectando a terceros países sometidos a la miseria.
“Nadia nos recuerda la descomposición de la ex Yugoslavia y los sórdidos acontecimientos acaecidos en aquella contienda……, Polonia y Ucrania hemos sido “estados acordeones” con difusas y confusas fronteras, sufriendo en nuestras entrañas campos de concentración y genocidios en pro de una “sociedad mejor”, obviando al ser humano, eliminándolo cuando su productividad carecía de valor; pero también las acusaciones de contrarrevolucionarios sobre el pueblo ucraniano causaron estragos. Siempre se alzarán voces que expliquen aquél designio con frialdad estadística.
“Yo trabajo por un mundo que sepa contemplar aquellos hechos en el devenir de nuestras sociedades, sintiendo que las ejemplificadas muertes de aquellas atrocidades den sentido a un mundo en el que la consciencia global nos aparte de terror, para fecundar un mundo más solidario, del que desde esta tierra en la que vivo y de la que hoy soy nacional, me enseña y muestra su ejemplaridad.
“Siempre habrá quien señale que la labor sobre los migrantes es discriminatoria respecto a otros pueblos afligidos por conflictos bélicos, o por las hambrunas directamente. Yo les recordaría que los cereales que salen hoy de la Ucrania en guerra hacen un mundo más viable para estos últimos, y no me cabe duda que el agresor lo sabe, y toma consciencia de ello. Yo lo leo como un avance, una esperanza, ante tantos sueños rotos, pero es que la guerra hace que el futuro se conjugue en presente.
“Huir del pensamiento único no es fácil para alguien como yo, que nació y se formó en el área de Leópolis, Liviv, la cual, en su parte central y antigua resuma cultura occidental, y sus habitantes abrazan estos valores.
“Somos frontera con Bielorrusia y con Polonia, casi conformamos el corazón de Europa central. Somos un país industrializado, no sólo agrícola, y nuestra ciudadanía tiene un nivel de formación medio notable, lo que sin duda enraíza nuestras convicciones como pueblo. Ningún pueblo debe renunciar a su memoria.
“Por eso hoy Ucrania es el Hejnal de la entones Polonia, es decir, la trompeta que suena a los cuatro vientos ante aquél ataque tártaro, ante la inminente invasión, y que aún hoy suena en Cracovia desde lo alto de la torre de la Basílica de Santa María, como nos narra Nadia, en este hermoso libro lleno de poesía y humanidad descarnada… y tomo el proverbio africano que menciona: “Si quieres ir rápido ve sólo, si quieres ir lejos ve acompañado”.
“Espero que se den las condiciones para que Ucrania deje de recibir armas y dinero, y se integre en el sistema de valores occidental al que aspira, pues como acaba de señalar Úrsula Von Der Layen, no se trata de fechas sino de objetivos que homologuen a Ucrania con los países de la Unión Europea, y las recientes denuncias de corrupción no facilitan el proyecto.
“Nuestra población se ha visto abocada a la trinchera. Nuestros jóvenes se dan de bruces ante la realidad impuesta, pasando del arte a la metralleta y sus consecuencias. Los pueblos somos raigambre, y épica, alimentada por la esperanza. Las doctrinas están superadas. ¿Quién no recuerda la política de la “coexistencia pacífica” planteada por la ex Unión Soviética? El contexto geopolítico es otro. Y así, los artistas rusos se retiraron de la Biennalle de Arte de Venecia, alegando que, en un contexto semejante, “con muerte de civiles en el territorio ucraniano” no se sentían capaces de representar a su país. Hay esperanza.
“Cómo no vamos a creer en un futuro mejor. Una vez más la cultura, el arte, la literatura han de ser el ariete. Por ello, nuestra asociación siempre ha puesto énfasis en enlazar a través de sus representantes en el ámbito de la cultura, a nuestros pueblos, como hemos tenido ocasión de llevar a cabo recientemente en el Cicca el pasado noviembre, o el concierto dado por la filarmónica de Kiev en el Auditorio Alfredo Kraus, a instancias del Festival de Música de Canarias; y, ejemplificando con nuestra actitud y participación como ucranianos en la comunidad canaria, donde se abandonan sentimientos patrios por los de solidaridad como exponente primario de compromiso.
“Yo he tenido que afrontar la reconstrucción de mi vida como migrante en tres ocasiones, con versiones en Alemania, Italia y en España, y tras casi treinta años tengo a mi madre y hermano en Ucrania, el vacío es grande, pues la familia está quebrada huyendo de la opresión o siendo parte del rubicón para auspiciar una vida segura para aquella hija, entonces menor de edad, y ello, no ha sido tarea fácil, pero gratifica ver como hoy es madre y se ve amparada en esta sociedad.
“Hoy participo de la labor que se desarrolla por la asociación junto a muchas mujeres y hombres ucranianos, por éstas dos tierras y dos soles, que son nuestro sostén, consientes, los cuales, que, sin el entusiasmo de las organizaciones públicas y privadas, y el de las colaboraciones anónimas, así como del posicionamiento de la Unión Europea, hubiese sido mucho más complejo obtener los resultados habidos; sin olvidar la participación de artistas y escritoras que reivindican la paz, y el fin de la conflagración.
“¡Slava Ucraini!”