Niña prodigio de Silicon Valley condenada a 11 años de cárcel
Elizabeth Holmes, fundadora de Theranos, estafó unos 800 millones de euros con supuestos test de sangre y máquinas biomédicas
La niña prodigio de Silicon Valley fue condenada a 11 años de cárcel por defraudar a decenas de inversores que confiaron unos 800 millones de euros para lanzar al mercado americano un innovador detector de enfermedades a través de análisis de sangre y máquinas biomédicas.
Elizabeth Holmes, de 38 años de edad, la fundadora de Theranos, fue considerada una mente privilegiada que prometió revolucionar los análisis de sangre.
El juez federal de distrito emitió su sentencia en base a su actividad empresarial que no era otra sino diseñar un esquema piramidal basado en maquillar tecnología, finanzas y perspectivas comerciales de la startup en las demostraciones a los inversores.
La duración de la sentencia se encuentra en el rango medio de las recibidas por la delincuencia de cuello blanco.
Theranos vestía como el creador de Apple, Steve Jobbs, y daba empleo a 800 personas. La compañía llegó a valer 8.000 millones de euros; fue portada de Forbes y llegó a codearse con los ex presidentes Clinton, Obama y algunos de los ministros de Trump.
En lugar de los test tradicionales, Holmes aseguraba que había inventado una nueva tecnología que permitía llevar a cabo complejos y costosos análisis de sangre de forma mucho más simple y requiriendo tan solo una o dos gotas extraídas del dedo del paciente.
Un periodista descubrió la verdad después de las sospechas que levantaban sus máquinas negras, que era como se hacía llamar la supuesta tecnología de detección de enfermedades.
Nadia había visto esas máquinas y Holmes argumentaba que podía enseñarlas por confidencialidad comercial.
Tras las investigaciones judiciales, disolvió la empresa en septiembre de 2018, y emprendió una nueva vida (con los bolsillos llenos). Tuvo un hijo, rehizo su vida amorosa y se dedicó a defenderse de las críticas y acusaciones argumentando que fue objeto de una estafa.
Tras conocer la sentencia rompió a llorar y pidió perdón.