Muchas sombras en el gobierno de Hidalgo, por Pepa Luzardo
Hace apenas una semana el Comisionado de Transparencia, órgano que vela por el cumplimiento de la Ley de Transparencia y de Acceso a la información, nos remitía cinco resoluciones en las que reconocía el derecho del Grupo Popular, del que soy portavoz, a consultar distintos expedientes que solicitamos al gobierno de Augusto Hidalgo. El alcalde de Las Palmas de Gran Canaria se ha especializado en ponernos todo tipo de zancadillas para que no hagamos nuestro trabajo. Aprovecho estas líneas, por cierto, para decirle que no pararemos hasta disponer de cuanta información necesitemos para fiscalizar una gestión que, a nuestro juicio, es más que cuestionable.
Recurriendo al amparo de la Secretaría General, del Comisionado de Transparencia o de la jurisdicción contencioso administrativa, si es necesario.
Dificultar el trabajo de la oposición no es solo algo políticamente reprobable, sino que además choca de frente con una corriente ya consolidada, incluso normativamente, que establece la exigencia de transparencia en la gestión pública, tanto hacia el resto de miembros de la corporación como, sobre todo, hacia los ciudadanos.
Consiste en abrir puertas y ventanas, transparentar paredes para que no haya ni un solo resquicio de duda en la administración de los asuntos y recursos públicos. Desde el 15 de mayo pedimos tener acceso al expediente sobre la suspensión de la Escuela Municipal de Música (EMEM), que dejó sin clases a 1.600 alumnos y a 37 profesores en el paro. No podemos estudiarlo porque nos dicen que la trabajadora responsable está en teletrabajo. Y cada vez nos topamos una excusa distinta.
El problema que nos encontramos con Augusto Hidalgo va más allá, sin embargo, de no poder consultar cuando lo solicitamos y en el plazo que corresponde –cinco días- expedientes que deberían poner a nuestra disposición de oficio.
En tan solo el primer año de mandato, la oposición en el Ayuntamiento nos hemos visto obligados a hacer uso hasta en dos ocasiones de un recurso que la ley prevé para casos extraordinarios: la solicitud de convocatoria de un pleno para el tratamiento de asuntos que son de un interés indiscutible para la ciudadanía por las repercusiones que tiene para el Ayuntamiento. Y fue así porque el Sr. Hidalgo se negó a convocarlo de forma ordinaria. La primera vez que lo solicitamos fue en febrero de este año, cuando se dio a conocer que el Juzgado de Instrucción Número 6 abría juicio oral contra 15 directivos de Emalsa, a los que solicitó una fianza de 25 millones de euros y para los que se solicita una pena de cárcel de hasta 6 años por supuestos delitos de administración desleal y apropiación indebida.
Valoren ustedes si el asunto tenía o no enjundia como para explicar qué ha hecho el gobierno de la capital al respecto.
El segundo, más reciente, tiene que ver con la gestión de la crisis social y sanitaria a causa del coronavirus en nuestro municipio. Mientras los alcaldes de las grandes capitales de España convocaban plenos a petición propia para explicar cómo habían afrontado la crisis social más grave de España desde la Guerra Civil, el señor Augusto Hidalgo se atrincheraba en la sexta planta, noqueado, viendo cómo aumentaba la cola de personas que iban a Cruz Roja para solicitar alimentos sin saber cómo gestionar la situación; o cómo las madres y padres de los niños más vulnerables de las Escuelas Infantiles Municipales desesperaban viendo cómo no se producía la recarga de las tarjetas sociales para la compra de alimentos para menores de 0 a 3 años, cuyas familias tienen derecho a percibir entre 120 y 150 euros al mes para algo tan básico como la adquisición de comida.
Al final, una vez más, tuvo que ser toda la oposición la que le obligara al Alcalde a rendir cuentas frente a los ciudadanos, como así hizo el 21 de mayo, sobre su gestión a raíz del Covid-19. Dificultar el acceso a la información y no explicar tus decisiones es sintomático de un Alcalde que se mueve mejor en la propaganda y en la foto que en la confrontación de ideas y en la exposición abierta y sin edulcorar de la gestión diaria. Por desgracia, mucho me temo que lo que está por venir son más sombras y tinieblas, que luz y taquígrafos.
Pepa Luzardo es concejala del PP en LPGC.