‘Modelo 77’ abre Zinemaldia
Festival de Cine de San Sebastián arranca con un filme que dará que hablar al comprobar que en España la democracia llegó a unos sitios antes de que a otros, como los sucesos de la cárcel Modelo de Barcelona, en 1977
‘Modelo 77’, la última película de Alberto Rodríguez con la que se abre la sección oficial de Zinemaldia, aunque fuera de concurso, dará que hablar, seguro.
No sólo pone el foco sobre una parte imprescindible de la historia contemporánea de España (desconocida para un par de generaciones), sino que arroja luz sobre un hecho ‘olvidado’. (Escondido casi, por qué no decirlo).
A nadie se le escapa que la democracia llegó a unos sitios antes que a otros durante la transición. Pero, si hay un hecho claro, es que a las cárceles llegó en último lugar.
Y lo sucedido en la ‘Modelo’ en el año 1977 es reflejo incontestable de ello. Un retrato, sin duda, de esa otra ‘Transición’. Seguramente, a muchos ‘tiktokers’ les costará creer que algo así sucedió.
Algo tan desproporcionado en sus índices de injusticia, como muchas cosas de las de entonces. Como mismo les costará también creer a estos ‘instagramers’ que existió una Coordinadora de Presos en Lucha, COPEL.
Una plataforma que, básicamente, exigía una Ley de Amnistía similar a la que se le aplicaba a los encarcelados por cuestiones políticas tras la muerte de Franco. (A veces, tarde y mal).
Porque esto también es ‘Memoria Histórica’ pero de gente que, muchos de ellos, siguen vivos. Con suerte. Borrados, a posta o no, de las crónicas más habituales del período de la ‘Transición española’.
Ya no quedan letras en el abecedario para más generaciones a las que contarle lo que pasaba en la Modelo de Barcelona y en la Carabanchel de Madrid.
Y sí, hubo muchos presos encarcelados por la dictadura franquista que aún seguían encarcelados en el limbo de una democracia que arrancaba. Hubo revueltas y pancartas para pedir la amnistía desde las ventanas y altos de estas cárceles.
Hablamos de gente que ingresó en la cárcel como periodista o por artista, incómodos ambos políticamente. Pero también homosexuales, a los que maliciosamente se les llamaba ‘invertidos’, si es que alguien, entonces o ahora, sabe explicar qué significa exactamente tal término.
Es lo chusco y lo oscuro de una historia mal contada, o por contar, quizá. Porque sigue quedando aún de ésa, de la que se aleja de la ‘Movida’, la ‘Moda de España’ o la canción del verano de Georgie Dann.
Protagonizada por alguien como Miguel Herrán, que nació dos décadas después de que todo eso pasara, junto a Javier Gutiérrez, zarandea la memoria de todos.
Y lo hace nada menos que desde el emblemático Auditorio Kursaal del imprescindible Festival de Cine de San Sebastián, es decir, que llega por la puerta grande antes de asomarse a todas las salas de cine del país.
“El derecho de todo preso es fugarse”, nos dice Gutiérrez mientras mira a cámara.Y suena bien, como el derecho a la verdad. Contada acerca de una época en la que se aspiraba a la libertad con la misma ilusión con la que se la soñaba.
En definitiva, Zinemaldia arranca con una cinta que será una de las películas del año, mientras aguardamos a que el rostro de Juliette Binoche salte de los carteles de esta 70 edición y pasee por San Sebastián… A por su Premio Donostia.