MERITXEL BATET PRESIDENTA DE ROBLE
Meritxel Batet, virtual presidenta del Congreso de los Diputados, es una política dura como el roble. Su trayectoria profesional acredita que jamás se da por vencida. Cuando sustituya a Ana Pastor (PP) se convertirá en la tercera autoridad del Estado.
Con aspecto menudo por su anatomía y práctica de la danza, Batet se lo ha currado a fondo. Sacó adelante a su madre después de que ambas fueran desahuciadas de su piso familiar por la imposibilidad de pagar la hipoteca.
Batet combinó sus estudios con un trabajo a media jornada de camarera en bares de copa en Barcelona, la ciudad en la que nació en 1973.
Desde entonces ha sido un sin parar. Hoy, además de ejercer desde 2018 como ministra de Política Territorial y Función Pública, es profesora de Derecho Constitucional en la Universidad Pompeu Fabra.
Siempre ha sido leal al Partido Socialista Catalán, donde ha ocupado un escaño autonómico en tres legislaturas seguidas hasta que en 2015 dio el salto al Congreso de la mano de Pedro Sánchez.
Tanto confía Sánchez en Batet, que la nombró miembro de la comisión negociadora para configurar un gobierno alternativo al PP tras la moción de censura.
Sus rivales y partidarios la consideran la cara amable del Gobierno. En enero de 2019 acudió a Las Palmas la recepción del Teatro Pérez Galdós junto a Fernando Clavijo cuando más tensión se respiraba entre Canarias y Pedro Sánchez.
Su andar escénico, como si flotara, relaja y transmite confianza, según miembros del Gobierno autónomo consultados por este periódico. “Es bastante dialogante“. Y fue Batet la encargada de limar las asperezas del presupuesto y de parte de la negociación del nuevo Estatuto de Autonomía.
En agosto de 2005 se casó en Santander con el diputado por Cantabria del PP, José María Lacalle, con quien tiene dos hijas mellizas. Se divorciaron 10 años después.
En 2013 rompió la disciplina de voto como otros diputados del PSC, para defender el derecho a decidir en Cataluña. En 2014 apostó en las primarias por Eduardo Madina. Perdió, pero gracias a su denuedo logró recuperarse.
Cuando el PSOE trató de reducir a cenizas a Sánchez, en octubre de 2016, Batet se negó a dimitir de la Ejecutiva como los partidarios de Susana Díaz.
Aguantó con Sánchez hasta el final. Cuando cayó, volvió a romper la disciplina y votar no a la investidura de Rajoy. Fue su segunda multa por indisciplina grave. La destituyeron en la dirección del grupo parlamentario.
Sánchez ganó de nuevo, pero no la metió en la Ejecutiva del PSOE hasta que entró de nuevo en la dirección del grupo parlamentario. Es la gran baza electoral del socialismo en Cataluña y Batet intensifica sus acciones para recuperar la imagen del PSC en Cataluña.