Maphalda…, la otra Mafalda
Los efectos sociales de la pandemia pasan factura a la escuela infantil de la subida de Los Tarahales, convertida en un referente para más de 6.000 familias por su flexibilidad en la gestión. Financiada con recursos propios sin ayuda pública, ha implantado un sistema burbuja en las aulas sin contagios
Corría el año 1964 cuando la revista argentina “Primera Plana” publicó la primera tira cómica de Mafalda, personaje universal creado por el humorista gráfico argentino pero de padres españoles, Joaquín Salvador Lavado Tejón más conocido como Quino, este personaje se ha caracterizado por representar la aspiración idealista de conseguir un mundo mejor, más justo y reivindicar la justicia, la paz, los derechos humanos y la igualdad pero siempre de forma sensata, constructiva y no ejercida de forma crítica destructora.Con el paso de los años Mafalda se ha convertido en un referente de la esperanza de la rebeldía juvenil y de la consciencia social. Hay que tener en cuenta que nace en un mundo convulso en plena guerra fría y que representa a la clase media argentina de los años 60 que en breve sufriría la dictadura militar encabezada por el General Videla y conocida como “El proceso”. Así y todo, su popularidad pronto se extendió por toda Latinoamerica, España, Francia, Italia , Francia, Grecia y está traducida a más de treinta idiomas.
Con ese mismo espíritu de renovación y con la sana aspiración de educar y formar a nuestras futuras generaciones se crea Maphalda,….la otra Mafalda. Nacida en 1975 como guardería, Maphalda aunque fue por exigencias de las leyes educativas se denominó como Escuela Infantil Maphalda.
Más de seis mil familias se han beneficiado de este centro pasando incluso distintas generaciones de una misma familia. Pero Maphalda es algo más, su objetivo es crear un lugar para crecer feliz en un entorno natural y familiar prestando especial dedicación a la atención integral a la diversidad y educación ambiental. El huerto educativo, profesorado bilingüe, actividades extraescolares y psicopedagógicas forman el resto de su oferta educativa. Desde mediado de los años 70 esta escuela infantil comprometida con la educación, la comunidad y la diversidad sin etiquetas ha integrado con profesorado especializado a todos los niños sin ningún tipo de filtro excluyente o por discapacidades físicas o psíquicas y con un proyecto educativo propio que es referente educativo en Gran Canaria y muy especialmente en el barrio capitalino de Tamaraceite.
Con la llegada del Covid-19, la decana de la educación infantil en Gran Canaria sufre un duro revés. El cierre temporal por la pandemia, la carencia de una hoja de ruta por parte de las autoridades educativas y el comprensible miedo de los padres a posibles contagios ante esta situación nunca antes vivida han mermado de forma drástica las matriculaciones. La Escuela Infantil Maphalda se ha financiado siempre de forma privada y totalmente autónoma dependiendo exclusivamente de sí misma para su subsistencia. Ante esta nueva realidad, Francisco Martín, impulsor y referente social y vecinal se pone en contacto conmigo para pedirme que visualice la dramática situación en la que se encuentran.
Para conocer más detalle me pongo en contacto con Ely Rivero Castellano, emblemática directora, ya retirada, de este centro educativo. Entre otras cosas nos comenta cuales fueron los orígenes: “Todo surgió por una abuela que buscaba guardería para su nieta Mafalda pero no encontraba ninguna de su gusto. Después de mucho buscar decidió que lo mejor era fundar su propio centro y lo llamo Maphalda con la h intercalada por temas del copyright de las historietas.
-¿Cuál es el objetivo de este proyecto educativo y que tiene de especial?
-Maphalda siempre ha tenido algo especial, se trabaja mucho el amor y la parte familiar, la cercanía con los padres y trabajar en un ambiente muy familiar. En Maphalda los niños son de todos y todos conocemos los problemas de los niños de la escuela. Los padres entran en cocina si necesitan un cambio especial en su dieta así que todos cuidamos de todos.
Ely Rivero nos recuerda que en Maphalda tienen cocina propia gestionada por “La cuchara de Ana” que se responsabiliza de la comida de los niños y de los padres que por cuestiones económicas lo necesiten. Ella a pesar de estar jubilada sigue vinculada e incluso diseñando los menús para que sean equilibrados y sanos aunque el secreto, dice, es que están hechos con mucho amor.
-Sin duda un pila fundamental es el profesorado ¿qué nos puede decir?
-El profesorado es todo titulado. Cuando se contrata un nuevo profesor/a no solo nos fijamos en sus estudios y titulación buscamos que sean personas nobles, cercanas a los niños ya que lo que queremos es que los niños sean felices y por supuesto los profesores/as también. Hemos acogido a niños con muchísimos problemas y nunca hemos tenidos filtros excluyentes porque contamos con pedagogos para esos casos específicos.
-¿Cuál es la situación actual?
-Sin duda la llegada del Covid y el miedo de los padres a posibles contagios es la causa de la actual situación pero en Maphalda hemos practicado con las aulas burbujas y se ha hecho de forma fenomenal y nadie ha salido contagiado. Ha sido un punto de confianza de los padres hacia nosotros aunque necesitamos urgentemente la vuelta de los niños a la normalidad. Quiero recordarles que Maphalda no recibe ningún tipo de ayuda o subvención. Hemos pasado de tener colas para matricularse incluso con madres embarazadas pero previsoras a tener falta de niños en las aulas.
Ely Rivero nos recuerda que el profesorado es especializado y titulado y que siguen la directrices de la Consejería de Educación pero con la realización de un proyecto propio acercando al niño/a a los colores o los números pero de forma divertida, jugando, no es lo mismo una maestra que una educadora infantil ni se educa igual. Además, la privatización de las guarderías municipales hizo mucho daño porque mientras nosotros manteníamos el nivel educativo y el ratio de niños por aula ,a estas se les permitió el aumento del ratio por aula.
-¿Qué le gustaría destacar y que sea diferenciador?
-Bueno yo destacaría el huerto ecológico, la especialización del profesorado y la cercanía. Por supuesto el disponer de cocina propia y personalizada para cada niño que necesite una dieta especial marca una diferencia.
-¿Qué se lleva tras todos estos años?
-Mucho cariño de los niños de sus padres y el respeto de todos mis compañeros. Muchos colaboran en los campamentos de verano y vuelven con sus niños. Ely apunta que nuestro cariño es un cariño tirado porque todos se acuerdan de su primera profesora del colegio pero al ser tan pequeñines (1-3 años) no se acuerdan de nosotros.
Me despido de Ely con la sensación de haber conocido a una mujer enamorada del trabajo que ha sido su vida y enamorada de sus niños pero que siente esta situación como propia. Suspira profundamente con la esperanza de revertir esta situación.
Fernando Ortega es periodista.