Los liderazgos de Sánchez y Feijóo
"Las numerosas encuestas que se vienen publicando vaticinan una clara tendencia al cambio político en España, debido a la paulatina pérdida de apoyos que está sufriendo Pedro Sánchez"
Con el comienzo de septiembre el curso político se relanza definitivamente con la vista puesta ya en su primera parada, a finales de mayo del próximo año, con la celebración de las elecciones locales y autonómicas. Este curso la actividad política no se paró como viene siendo tradicional en el mes de agosto; la proximidad en el horizonte de citas con las urnas para celebrar, primero, elecciones locales y autonómicas, y, luego, elecciones generales, ha mantenido viva la actividad política partidaria e institucional.
Las numerosas encuestas que se vienen publicando vaticinan una clara tendencia al cambio político en España, debido a la paulatina pérdida de apoyos que está sufriendo Pedro Sánchez y al seguro retroceso que pronostican todos los trabajos demoscópicos de Unidas Podemos, su socio de gobierno.
Las secuelas de la gestión de la pandemia, sumado a los demoledores efectos que ha comenzado a tener en las economías y en el bienestar europeo el conflicto económico-político abierto entre el mundo occidental y Rusia, se han convertido en el principal obstáculo para que Sánchez y sus aliados puedan renovar la actual coalición gubernamental.
Sin restarle méritos al nuevo líder del PP, Alberto Nuñez Feijóo, son la economía, la pérdida de poder adquisitivo, el coste de la vida y, en definitiva, la pérdida de bienestar de las familias, los que están desgastando a Pedro Sánchez y a su Gobierno.
Ni el uso irracional del Falcon, ni la política lingüística, ni las continuas concesiones económicas y políticas a los territorios más ricos del Estado, ni los pactos con Bildu, ni la política de acercamiento de presos en Euskadi, ni siquiera va a ser su tozudez a la hora de negarse a que los pasajeros de las guaguas tengan, transitoriamente, una subvención de 100×100 en sus bonos, estos elementos no ayudan pero no son lo verdaderamente sustancial para comprender la pérdida de apoyos del presidente, será la economía la que, según las encuestas, propiciará un cambio de gobierno en España.
No obstante, habrá que esperar a los resultados de las elecciones locales y autonómicas para confirmar si las previsiones demoscópicas que hoy nadie discute coinciden con la decisión que expresarán en las urnas los ciudadanos. Las elecciones locales y autonómicas suelen ser el primer test serio de cara a las elecciones generales; sin duda, tradicionalmente, los cambios políticos en España empiezan siempre a confirmarse desde lo local.
Además, la expectativas de los populares han ganado enteros con la llegada a la presidencia del partido de Alberto Nuñez Feijóo. Curiosamente, la mejora creciente que está teniendo el PP en las encuestas no se debe a un cambio brusco en la acción que los populares despliegan en el Congreso o en el Senado; tampoco responden a un giro perceptible en sus relaciones, como principal partido de la oposición, con el Gobierno de Pedro Sánchez.
Frente al intervencionismo interno del inseguro tándem que formaban Casado-Egea, la metodología que está empleando Feijóo es la de facilitar amplia autonomía a sus organizaciones territoriales; sin duda, el modelo Feijóo se parece mucho más a la España de hoy que el modelo centralista y arcaico de partido que tenían Pablo Casado y su peculiar secretario general, Teodoro García Egea.
Hasta ahora, Feijóo no rivaliza con los líderes territoriales de su partido, sino que se complementa. Sucede con Isabel Diaz Ayuso, en Madrid; con Moreno Bonilla en Andalucía o, por sólo dejar algunos ejemplos, con Alfonso Fernández Mañueco en Castilla León.
Ahora mismo, el PP que lidera Nuñez Feijóo en la toma de decisiones internas, se parece mucho más a la realidad territorial de lo que es el actual Estado que el PSOE que lidera con firmeza y autoritarismo Pedro Sánchez. El partido que controla férreamente Sánchez ha perdido los tradicionales contrapoderes que el PSOE siempre había tenido con los gobiernos institucionales que lideraba.
En el ADN de los socialistas está su convicción descentralizada y autonomista de España. El tiempo para recuperarla está en sus propias manos.
Paulino Rivero, presidente de Canarias 2007-2015.