Inflación americana avisa a Europa
Europa está envuelta en un frenesí de retos económicos de difícil solución.
La subida de los precios durante 2021 lastra las expectativas de la ciudadanía a un ritmo tan preocupante que hasta la recaudación de impuestos regionales, como el IGIC, sufre un descalabro que obligará a revisar el presupuesto autonómico.
Es un ejemplo vivificante de los efectos nocivos de la inflación. Estados Unidos registró el peor dato desde 1982 (7%) y España sufre las mismas consecuencias con un 6,7%, debido a la crisis sanitaria del Covid y la ruptura de la cadena de suministros.
El IPC de Estados Unidos es un aviso a Europa. El Tesoro americano anunció que reducirá la compra de deuda y subirá los tipos de interés a lo largo de 2022. El Banco Central Europeo esperaba una acción similar, pero el caos normativo de los 27 Estados y el fracaso de la Comisión Europea a la hora de armonizar una política fiscal más fiable, da al traste con cualquier plan global comunitario en medio de un contexto devaluatorio motivado por el Covid.
Encima, la inestabilidad en el Este europeo, con riesgo bélico en Kazajistán, Ucrania o Bielorrusia, tal y como anunció la OTAN, representan una amenaza adicional para las expectativas financieras.
Solo queda que la pandemia entre en fase de retracción con la caída de los casos a partir del segundo trimestre para evitar males mayores.