Imaz, mucho más que el peso del PNV
Josu Jon Imaz es, posiblemente, uno de los políticos más relevantes que ha dado la casta del PNV. Bien haría el nacionalismo canario en leer la trayectoria del consejero delegado de Repsol para evaluar, como autocrítica, la penosa biografía que deja tras de sí una buena parte de sus cuadros directivos a lo largo de 30 años de existencia de CC y NC y de todos sus satélites.
Euskadi, por ejemplo, jamás se irritó contra el Estado cuando se inició el proceso de desintegración de las cajas de ahorros. Al contrario, unió Kutxa con BBK y aquí, pan y en el cielo, gloria.
Algo similar había ocurrido antes con Repsol. El erario vasco entró en la filial regional de la petrolera y tomó participaciones como corresponde a una región que sella un acuerdo con multinacionales integradas por fondos y capital flotante en Bolsa.
Ahora, Imaz, que ha sido presidente del PNV (suplió a Arzallus) y eurodiputado, toma más influencia en Repsol al anunciar, este miércoles, un megadividendo extra de 600 millones de euros.
La cantidad es tan astronómica en tiempos de crisis, que los socios y el consejo quedan entusiasmados para que casi toda las decisiones pivoten sobre Imaz ante la jubilación pausada del presidente, Antonio Brufau.
Todavía pesa la frustración del lío de Repsol en las prospecciones canarias. Paulino Rivero intentó seguir la secuela del PNV, pero a diferencia de Euskadi, gran parte de la sociedad canaria le dio la espalda. Ocurrió como con las cajas. Las dos entidades de ahorros acabaron engullidas en estructuras estatales gracia a la cooperación local. Y si te vi, no me acuerdo.
Fernando Clavijo también ideó un viaje a la Arcadia Feliz del PNV. Los frutos quedaron en meros escarceos con Íñigo Urkullu, que le dispensó respeto con la promesa de que prosperara un nacionalismo con visión empresarial y capacidad de resistencia ante la adversidad. Puro espejismo.
El dossier del Sáhara Occidental fue duramente contestado por el PNV, dejándose oir mucho más que CC y NC. De nuevo, la timidez y el complejo de un nacionalismo que no ve un horizonte claro.