Iberia prohíbe consumir frutos secos en un vuelo de Madrid a GC
La compañía anunció por megafonía a los pasajeros que se abstuvieran de comer almendras o cacahuetes por el riesgo de salud de dos personas con alergia
Iberia prohibió a los usuarios consumir frutos secos en un vuelo de Madrid a Gran Canaria, el sábado 18 de marzo, víspera de San José.
La compañía anunció por megafonía, antes del despegue en el aeropuerto Adolfo Suárez Barajas, que al menos dos pasajeros habían alertado de un permanente estado de alergia a cualquier fruto seco. Iberia ofrece, en su carta de menú, cacahuetes sin cáscaras y almendras tostadas sin gluten al desorbitado precio de 2,5 euros para tan solo 16 gramos de peso. En la clase business, la tripulación lo entrega como amenity incluso antes de que el avión ruede por la pista rumbo a su destino.
La ruta entre Madrid y Gran Canaria correspondía esa tarde al Ib3848, operado por Iberia Express, que así fue como se bautizó a la filial de bajo coste creada en 2012. El aparato iba repleto hasta la bandera, con 185 pasajeros salvo dos asientos libres de pago de la fila 5 a la 8 y otros tres en preferente. Los Airbus 321 cuentan con 44 metros de longitud y dan cabida a 190 personas.
Antes de que las azafatas realizaran su ejercicio de simulacro para indicar las puertas de evacuación y la colocación del chaleco flotante, el sobrecargo encomendó al pasaje que se retiraban los frutos secos del carrito de venta a bordo; conminó incluso a los clientes de Iberia que se abstuvieran de consumirlos por respeto a un preventivo estado de salud de los dos pasajeros.
Al parecer, ambos no presentaron informes médicos previos; sólo se limitaron a indicarlo en la puerta de acceso durante el embarque. Otro de los tripulantes, preguntado por un pasajero, reconoció que era la primera vez que asistía a un procedimiento de esa naturaleza. La única respuesta que ofreció dio pie a más de un comentario entre quienes le escucharon. “Como vamos en una cápsula cerrada, podrían aspirar el aroma de los frutos secos, y tendríamos un problema”.
Amparados en la ley de protección de datos, tampoco se indicó qué asientos ocupaban los dos pasajeros alérgicos. Es decir, podrían viajar en la fila 25 mientras que otros pasajeros, ocupando los asientos de la zona de pago (fila 6, por ejemplo) incurrirían en un riesgo contra la salud y, por extensión, poner en peligro la seguridad de todo el avión.
Un pasajero de las primeras filas dialogó con la persona que estaba a su lado para referir que por esa regla de tres (o sea, el riesgo a percibir el aire que despliega romper un diminuto paquete de 16 gramos de almendras), la ministra de Sanidad, Carolina Darias (natural de Gran Canaria), debía mantener el uso de las mascarillas en todo momento. “El Covid no está erradicado. Pero, ¿el aire del avión no se renovaba?.. ¿Y qué hacen estas personas si entran a un restaurante y en la mesa contigua el camarero sirve, en una copa de balón un cóctel de frutos secos con salsa de soja? Imagina un restaurante herméticamente cerrado, sin aire acondicionado y lleno hasta rebosar? ¿Pedirán la hoja de reclamaciones?“.