Franco, por si te lo perdiste…
Y mientras unos agitan pañuelos 'pidiendo una oreja' a gritos, otros tienen los ojos secos de tanto llorar. Hay familiares que aún caminan con cordura sobre las fosas comunes que, todavía hoy, condenan al olvido a tantos represaliados por el régimen franquista.
Franco, por si te lo perdiste… Y mientras París, en su museo del Louvre, inaugura la mayor exposición sobre la obra de Leonardo Da Vinci coincidiendo con el 500 centenario de su muerte…
Este país, de nuevo en el túnel del tiempo, honra la exhumación del cuerpo del dictador que mantuvo a España en el ostracismo internacional durante 40 años, retransmitiendo en directo el desahucio de sus huesos. Obligatorio desde hace mucho, por otra parte.
El circo mediático incurre, inevitablemente con ello, en la oda en torno al cadáver del gran genocida Francisco Franco. La condena que acompañara este momento debió ser la del silencio y el anonimato. Pero no. Se le ha vuelto a dar imagen y con ella, voz, al fascismo más rancio.
Los familiares que aún caminan con cordura sobre las fosas comunes que, todavía hoy, condenan al olvido a tantos represaliados por el régimen franquista, son forzados a contemplar cómo el ataúd de la momia que sentenció sus vidas… Sale solemnemente. Por la ‘puerta grande’ de los astados.
Llevado a hombros por sus descendientes, quienes aún no han sido despojados económicamente de cuanto se apropiaron, y ‘levado a los cielos’ en viaje panorámico por mor de un gobierno democrático.
Un gobierno en funciones que ha elegido la ‘fanfarria’ porque estamos en precampaña electoral, en vez de condenarlo al más sordo y oscuro de los alaridos.
Hasta la nocturnidad, llegado el caso (como hacían sus subalternos, con los paseíllos en la noche). En vez de contribuir al frenesí de miles de fascistas que gritan voces del pasado. Bocas que saben a sangre. Proclamas que huelen a más sangre.
Y con todo el aparato propagandístico del Estado… ¡De un gobierno socialista!
Los votos de sus futuros escaños no valen una sola lágrima de la democracia. “En la bandera de la libertad bordé el amor más grande de mi vida” (Federico García Lorca murió asesinado por ser un hombre libre y decirlo. Fue fusilado a las 4:45 horas, aproximadamente). Por soñarlo, en el camino que va de Víznar a Alfacar.
El poeta no está vivo para ver semejante viaje ‘en volandas’ sobre los brazos en alto de los ‘sin-memoria’. Menos mal. Ni Federico ni otros que después vinieron, por el mismo camino. Tampoco Juan Jiménez, el poeta del Sur.
A Dios gracias, entre tanta exaltación…“La poesía no quiere adeptos, quiere amantes” (Lorca)
Y a Dios gracias, también…”Vivir es lo único cierto” (Juan Jiménez, mi padre)