Dolores O’Riordan, voz en ‘The Cranberries’, muere a los 46 años
Dolores O’Riordan, La de los sueños…’Dreams’. Sigue siendo uno de sus mejores temas. Dolores O’Riordan se convirtió en una de las musas de los ’90, sin ejercer como tal. Eran una banda.
Dolores O’Riordan. Dolores Mary Eileen O’Riordan Burton de Limerick, Irlanda, o “ la chica que escribe canciones” (‘The girl who writes songs’), como la llamaban en el colegio. Las escribía.
Y es que Dolores O’Riordan compuso su primera canción con sólo 12 años, ‘Calling’, dedicada a su primer amor…un profesor del colegio. Pero ya había empezado a tocar el órgano y a cantar canciones tradicionales en la iglesia a la edad de 5.
Pronto quedó claro pues, dónde hallaba la libertad, de la que carecía su vida, la niña que escribía canciones. Cantaba en cualquier sitio y a toda hora, incluso en el snack-bar donde trabajaba su madre y en el que empezó a ayudar con 10 años.
La sensibilidad que manifestaba Dolores O’Riordan como cantante seguramente tuvo mucho que ver con la difícil infancia que le tocó. Junto a ocho hermanos más (en su mayoría varones), y una vida familiar compartida en sólo dos habitaciones de una pequeña granja irlandesa…El horizonte no pintaba precisamente amplio.
Sin embargo, aquella muchacha a le que le gustaba ‘The Smiths’ (y a quién no), acabaría montando un grupo con su ex-bajista. DARK. Pero eso sería más tarde, en los dos últimos años, al tiempo que se reencontraba con su banda de siempre.
La de los sueños…’Dreams’. Sigue siendo uno de sus mejores temas. Dolores O’Riordan se convirtió en una de las musas de los ’90, sin ejercer como tal. Eran una banda. Y todos descubrimos qué eran los arándanos, aunque aún no se comercializaran por aquí.
Ni empaquetados siquiera. Y total, si no había árbol del que brotaran, sino deshidratados y en bolsa, mejor en música. ¡Toda la vida!, ¿no? ‘The Cranberries’ llegaron como un tsunami para conectarnos ‘forever’ con Irlanda, San Patricio y el trébol de cuatro hojas, más allá de Bono y U2.
(Y por supuesto, de las melodías, una tras otra, de Sinéad O’Connor).
‘Zombies’ propició que identificáramos su inconfundible voz en cualquier lugar. Y a Dolores O’Riordan le salieron imitadoras por todas partes. Tuvo hasta su réplica latina, Shakira, que saltó a la fama haciendo también ‘gorgoritos’.
Pero lo de Dolores O’Riordan era otra cosa. La premisa del talento es difícil de imitar. Detrás de esos temas de pop-rock, pero muy ‘rockero’, había demasiada alma. Demasiado que decir. Demasiado que sentir.
Uno sólo de sus acordes liberaba a las horas de sus minutos. Desataba los sentimientos y redefinía hasta el estilo ‘indie’, ansioso de una musa semejante.
Hace nueve meses se subía al escenario de ‘L’Olympia’ de París, nada menos…Y a finales del 2016, se presentaba con su antigua banda, ‘The Cranberries’, en en la octava edición del festival “Vivo x el rock” en Perú.
“Estamos muy contentos de regresar a Latinoamérica, pues siempre hemos considerado que se trata de una plaza espectacular. Sentimos una gran conexión con ese público que carga con una gran herencia cultural, artística y que a la vez sabe hacer frente a muchas de sus problemáticas”.
Eran las declaraciones de una eufórica Dolores O’Riordan, que revisaba sus grandes éxitos con sus antiguos compañeros. Y con ellos, sus vivencias comunes y, cómo no, sus reivindicaciones.
Como en la ya mítica ‘Zombies’, donde denunciaban la situación de Irlanda del Norte, sujeta a los conflictos armados entre católicos y protestantes.
Ellos mismos sufrieron el boicot de la prensa británica al principio, que los tildaba de ‘provincianos irlandeses’, ciñéndolos a los márgenes del ‘corral’ de la verde campiña irlandesa (incluso en las fotos los vendían como tal).
Lo cierto es que Dolores O’Riordan y ‘The Cranberries’ recibieron el impulso desde América, como si hubieran emigrado al igual que muchos de sus antepasados. Fueron la MTV y las radios universitarias de los Estados Unidos quienes lanzaron ‘Dreams’ y ‘Linger’ a los primeros puestos de las listas.
Hoy moría. En Londres, no en Limerick, al Oeste de Irlanda. Estaba grabando. Nada sabemos de qué se la llevó por delante, La vida. La muerte, como a todos. Sus baches emocionales formaban parte de su existencia como de su arte. Su vulnerabilidad se hacía mística en sus canciones.

Dolores O’Riordan escribía un último ‘tuit’ en su cuenta oficial de Twitter el pasado 4 de enero, camino de Irlanda.
Seguía estremeciendo como en su ‘Everybody Else Is Doing It, So Why Can’t We?’, el debut de su banda y más de 40 millones de discos vendidos en todo el mundo. Atemporal, como una eterna adolescente, Dolores O’Riordan seguía emocionando como pocos al ponerle letra a los palos de la vida.
Su pasión, sus ‘plantes’ a la prensa y su pelo corto… Al viento, como el de sus hermanos varones. Corazón ante todo. Seguramente dos. El segundo, por encima de la cabeza y en lugar de ella. Y tan morado como los ‘cranberries’ que saltaron a la fama en 1993.
Bob Geldoff cantaba aquello de “No me gustan los lunes” (I’don’t like mondays). A mí tampoco me gustan. Pero a partir de hoy, me gustan aún menos. Siento que a Dolores O’Riordan tampoco.