El dinero siempre es huidizo
La inseguridad jurídica y financiera con la que amenaza Puigdemont al Estado español, obliga al Gobierno a reaccionar para evitar males mayores
La inseguridad jurídica y financiera con la que amenaza Carles Puigdemont al Estado español, obliga al Gobierno a reaccionar para evitar males mayores.
El dinero es siempre huidizo y un titubeo en la protección de consumidores y clientes podría tener efectos incalculables.
La economía disfruta, desde este viernes, de un nuevo mecanismo societario que permite cambiar la sede social sin la obligación (en el caso de que así conste en sus estatutos) de pasar por la junta de accionista, un procedimiento más farragoso en tiempo, preparación y consenso.
Tan pronto el ministro de Economía, Luis de Guindos, filtró el deseo del Ejecutivo de dar por bueno el criterio de los consejos de administración, Banco Sabadell y Caixa abrieron el melón de un éxodo al que siguen Gas Natural y, posiblemente, Abertis, Freixenet, Seat y un largo listado si Puigdemont, el martes, declara la independencia.
Lo más llamativo de la jornada es el traslado de Caixa a Valencia (siempre que se consume la escisión soberanista) tras un duro forcejo en el seno del consejo.
La fuga de depósitos está bajo control en Caixa, según sus gestores. En Canarias, es la primera entidad con un tercio de la cuota y, según fuentes del sector, hubo salidas por valor de 100 millones de euros en 2 jornadas.
Gas Natural, por su parte, es uno de los pulmones en energía renovables y está en la misma senda trasladándose a Madrid.
Todavía queda mucha harina en el conflicto con el Estado español y con la UE, pero las alertas del Fondo Monetario sobre los riesgos sistémicos del bienestar catalán, han modulado discursos como los de Artur Mas y Pablo Iglesias de cara a un enconamiento menos hostil de lo anunciado.
Envalentonarse sin medida y sin evaluar las consecuencias de un mundo globalizado, como hacen Esquerra o las CUP, puede provocar un efecto de catarsis en un sector de la población catalana que, hasta ahora, se mantenía agazapada, a la espera si acaso de comprobar la posición del Gobierno central con la aprobación (en el Senado) del artículo 155 de la Constitución que inhabilita a Puigdemont y las instituciones.