Demasiado oscura la historia de Europa, estos días
“Las cosas no valen por el tiempo que duran, sino por las huellas que dejan. Y sólo entonces se me olvidó que había olvidado"
#ConBrilloEnLaMirada y sin él. Dos semanas de silencio en el corazón y un grito al cielo. Una oración en los labios para recuperarlo y sin huella cuando me tocas la piel.
Demasiado oscura la historia de Europa estos días, y sin fecha a la vista en el calendario, esperando que todos los días sean domingo mientras cae un lunes tras otro.
La guerra a las afueras y en la periferia de nuestras propias vidas. Pero entretanto, la luna me siguió por toda la orilla del mar cuando ya estábamos de vuelta.
Y no fue su sombra, sino su luz, la que dibujó conmigo toda la silueta de la isla cuando entras por el sur. Su insistencia me recordó que había decidido ser contadora, siempre, de lunes al sol.
Así que, tal y como dice un proverbio árabe… “Las cosas no valen por el tiempo que duran, sino por las huellas que dejan”. Y sólo entonces se me olvidó que había olvidado.
Recordé aquella plaza sin estas colas de asistencia de hoy, aquella trompeta que sonaba siempre a las mismas horas para hacer presente el pasado.
También ella era otro grito al cielo, como aquel tren que cruzó Polonia de norte a sur. No quiero que el viento borre más tierra. No quiero que nadie tenga que renunciar a su memoria.
Reivindico esa trompeta, aunque hoy toque para otro pueblo, de amarillo y azul. Aún resuena dentro de mí como la primera vez que la escuché… Desde la torre más alta de la Basílica de Santa María en la plaza central de Cracovia, suena el ‘hejnal’.
El ‘hejnal’ (en polaco), es ese toque de trompeta que suena a los cuatro vientos, cada hora, en recuerdo de una de las muchas invasiones sufridas por la ciudad en el pasado, cuando un vigía vio acercarse a las tropas enemigas.
La melodía que toca se corta de forma brusca porque una flecha cruzó su garganta cuando avisaba a todos sus vecinos del peligro inminente. Fueron los tártaros los que llegaron entonces, allá por el 1.200.
También hoy el miedo viene del Este y es eslavo, también lo son sus víctimas. Ya es mediodía y en mi mente resuena el ‘hejnal’. No adivina mi mirada el campanario de la iglesia de Santa María de Cracovia desde este horizonte isleño.
Pero mi memoria se yergue alzada como si fuera otro lunes al sol en la plaza central de Cracovia, a la espera de ese mundo que un día una canción imaginó distinto.
Ya no quiero más letras, sólo la música que entonces nos salvó. Y las fronteras que un niño pueda dibujar sin llorar. Porque, como dice el proverbio africano…
“Si quieres ir rápido ve sólo, si quieres ir lejos ve acompañado”.