“Con permiso, soy el tango”
#DesdeMiVentanaVerde, episodio 17. La autora oye, desde la calle Espíritu Santo, "milonga de amor y temblor de tango", tal y como cantara en su día Carlos Gardel, "vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo…"
#DesdeMiVentanaVerde, de regreso, y tras la magia que el viento me había devuelto como una promesa de algo más… La memoria volvió a traerme aquellas mismas cosas que yo ya estaba enfriando para seguir respirando, otra vez.
Y otra vez más. Después de marchar, necesité aguardar. Otra vez. Contuve la misma respiración y, de nuevo, vi un rancho de ánimas pasar calle arriba, siguiendo el rumbo de la vida vivida.
Sin esperar más certezas, abrí la ventana de par en par en cuanto sentí en la nuca el susurro del viento que, sólo en ocasiones, se cuela desde el patio de atrás. Ya sabes, ése que provoca un cosquilleo que te empuja a seguir.
Después de todo, el verano ni siquiera se ha ido, por más que el calendario se empeñe en hacernos creer otra cosa distinta… Ni que estuviéramos en Buenos Aires, pensé. Así que ya era hora de una declaración de amor, me dije…
Y con las miradas del mundo entero, o casi, puestas en Argentina, me llegaron milongas del mar. Desde la parte mas baja de la calle Espíritu Santo, donde el barrio de Vegueta se asoma ya a lo que sería nuestro ‘Malecón’… Sonó un bandoneón.
Quizá, yo creí escucharlo, haciendo uso de la memoria. No podría asegurarlo. Pero, de repente, el marco de mi ventana verde fue justo ese espacio que permite el abrazo entre los que conforman una pareja de tango. No más.
No hubo campana de la Torre de la Audiencia, sino milonga de amor y temblor de tango. Y lo supe entonces. Tal y como cantara en su día Carlos Gardel, vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo… Cabe en el plano de esta ventana.
Ya no hubo vuelta atrás y, según empezó a saberse de las primeras especulaciones sobre el balotaje entre Massa y Milei en la segunda vuelta de las elecciones argentinas… ¡Viste que los ochos, las boleas, los ganchos, las caminatas largas y hasta el ‘abrazo milonguero’ tangueó calle arriba!
Pero dejando a un lado lo que serían las figuras clásicas del tango de salón, según cuyo reglamento permite, si acaso, la posibilidad de “romper el abrazo”, pero poco más.
En día de votaciones, los porteños se suben literalmente al escenario. Y aunque lo correcto sería no chupar el dulce de leche del propio bote de Gándara, ni comerse el último alfajor de la cajita ‘Habana’…
Los argentinos tanguean por la vida. Y con una inflación que superó el 140%, juro que esta tarde vi ganchos, saltos y hasta trepadas calle arriba, como si la calle Espíritu Santo fuera de pronto la calle Corrientes.
De blanco y azul, un viejo asomó la cabeza por mi ventana y me ofreció un mate. “Con permiso, soy el tango”, me dijo. Pues era verdad aquello del vivir con el alma aferrada a un dulce recuerdo.

Tango en un bolo al aire libre junto a Caminito, en Boca, uno de los más populares de la capital argentina. (Foto Turismo de Argentina).
Para seguir leyendo:
Episodio 1. Gueto judío de Venecia, en el verde de la memoria.
Episodio 2. Sátira de la Crucifixión más allá de la plaza San Marcos.
Episodio 3. ‘Ponte Vecchio’, murmullo de voces y sueños.
Episodio 4. Plaza de San Pedro, inmaculada pero descarnada.
Episodio 5. Los olmos del Gianocolo de Roma se inclinaron aquel día.
Episodio 6. Bosque de Bolonia, raviolis preparados en pareja.
Episodio 7. Bruselas y las siete calles que conducen a la Gran Plaza.
Episodio 8. París, la alegría de vivir hecha de miga de pan.
Episodio 9. Turquía y Siria, gana quien sabe amar.
Episodio 10. 8M, nadie muere entre las flores, sino ante su ausencia.
Episodio 11. “¡Pararse ahí!” De Sevilla a Vegueta en Semana Santa para curar el alma.
Episodio 12. ¿Música de Macedonia o una torrija de la cafetería Madrid?
Episodio 13. Pascua ortodoxa en Las Palmas por Jersón, Lviv y Bajmut.
Episodio 14. Jerusalén, benditos sean sus besos.
Episodio 15. El viento que traigo en los ojos me viene de Chile.
Episodio 16. Lyon, poesía y danza que bailan al espíritu.