Canarias abocada a pagar la luz alemana hasta que Enel mandó a parar
Colocar como garantía los activos de Endesa en Península y las Islas para comprar otras eléctricas pone los pelos de punta. Unelco factura en Canarias unos 2.000 millones de euros
Canarias estaba abocada a pagar la luz de los alemanes hasta que la italiana Enel mandó a parar la operación de compra de Innogy.
Tal y como informó este periódico, se trataba de una opción de calado liderada por el Gobierno italiano, dueño, santo y señor de Endesa, matriz de Unelco.
Enel, comandada por el Ministerio de Economía italiano, con sede en Roma, ha figurado en el rosario de posibles fusiones o adquisiciones del sector energético.
El grupo negó su interés por Innogy, después de que el mercado anunciara como rumor que pondría como garantía los activos de Endesa en la Península y Canarias para hacerse con la eléctrica alemana, en la que RWE es uno de sus accionista de referencia.
Innogy está en venta y RWE (viejo conocido de Canarias por su participación inicial en las prospecciones de Repsol) tantea, a través de bancos de inversión como JP o Deutsche, con Enel la venta, según informa Expansion.
La deuda de Innogy supera los 37.000 millones de euros mientras que Endesa es una de las eléctricas más saneadas del sistema energético europeo, con menos de 5.000 millones de euros de pasivo.
Enel, que ya desconectó las participadas de Iberoamérica del negocio español, podría anteponer sus intereses en el mapamundi de la globalización frente a otros territorios como el canario, sobre el que además pesa el decreto Soria que impide sustituir los equipos convencionales que caducarán en 2020.
La normativa que diseñó el ex ministro canario impide a Endesa aprobar un plan de inversiones de sus infraestructuras mientras prevalezca la condición dominante en el mercado de generación por encima del 40%.
Se da la circunstancia que el decreto se promulgó para facilitar la competencia en un contexto donde José Manuel Soria y la eléctricas mantenían, hasta 2016, una fuerte disputa por el déficit tarifario y las subvenciones a renovables. Ese decreto sigue vigente y ninguna eléctrica apostó por implantarse en Canarias debido a los altos costes de nuevas centrales en un mercado maduro controlado por Endesa.
Por ahora, el Gobierno canario sigue sin forzar al Estado a revisar el marco regulatorio a la vez que la penetración de energías limpias en las Islas es vista como un “fracaso“, según los operadores privados.
Un informe de Gas Natural, que se ha hecho con la mayoría de los parques en islas como GC y Fuerteventura, revela que la entrada de renovables asciende al 8% en Canarias frente al 37% del territorio peninsular.
Italia factura en Canarias a través de Endesa-Unelco unos 2.000 millones de euros, con un beneficio por encima de los 300 millones de euros y una potencia de 10 millones de mega-vatios por hora.
El déficit tarifario supera los mil millones de euros, ya que generar luz en Canarias es cuatro veces superior a la Península.
Los expertos consideran que tras los enormes cambios tecnológicos del sector (apagón nuclear en Alemania, apuesta europea por las renovables, caída en desuso de centrales convencionales), el sector se va a lanzar de lleno a un megaproceso de concentración a nivel europeo como el que no se vivía desde que Enel y E.ON se disputaron Endesa hace 10 años.
Innogy es la ficha que ha empezado a convulsionar el sector y que puede desencadenar otros movimientos en cadena. Todos los grupos energéticos, en mayor o menor medida, han empezado a tomar posiciones.
Antes del verano, el mercado barajó una posible operación a tres bandas entre el gigante francés Engie (antes GDF Suez), RWE e Innogy, según la cual RWE entregaría a Engie sus acciones en Innogy a cambio de convertirse en uno de los principales accionistas del grupo galo. Ocurría cuando saltaron rumores de que Gas Natural había entablado conversaciones al más alto nivel con EDP.
Innogy es fruto de la segregación de negocios (spin off) que realizó en 2016 el grupo alemán RWE con los activos de renovables, la red de distribución y la comercialización de energía.
RWE sigue controlando más del 70% y busca fórmulas para obtener recursos con los que hacer frente a la enorme factura del apagón nuclear decretado en Alemania. Como reacción a RWE, se espera que E.ON, su gran competidor en Alemania, también mueva ficha.
E.ON creó Uniper, su propia filial con activos segregados, para la que también está buscando opciones, con el grupo finlandés Fortum como uno de los potenciales interesados.
Cualquier movimiento corporativo de una gran eléctrica europea dentro del mercado de la UE conllevaría inevitablemente la reacción del resto, como ya ocurrió en otros procesos de concentración.