Bruselas financió un estudio que acredita erupciones sin avisos
La Unión Europea financió en la década pasa una investigación que demostraba que ciertos tipos de volcanes pueden entrar en erupción sin presentar apenas indicios previos, lo que dificulta en extremo activar una alerta que permita evacuar a la población local a tiempo.
El estudio, publicado en la revista Nature, recibió fondos del proyecto Demons («Descifrar erupciones a través de la modelización de indicios de sistemas naturales»), financiado a su vez con 1,4 millones de euros procedentes del Consejo Europeo de Investigación a través del Programa Ideas del Séptimo Programa Marco (7PM).
Por lo general, semanas e incluso meses antes de que se produzca una erupción volcánica se dan fenómenos premonitorios como temblores de tierra, emisiones de gases y cambios en la forma del volcán, como ha ocurrido en La Palma. Pero con otros no es así. Por ejemplo, la erupción del volcán chileno Chaitén a principios de 2008 no estuvo precedida de dichas señales.
El Chaitén es un volcán de riolita, una roca magmática especialmente viscosa. La Palma, en cambio, es basáltica.
En este estudio, los profesores Dingwell y Jonathan Castro de la Universidad de Orleans (Francia) investigaron la velocidad a la que el magma subió a la superficie del Chaitén.
Estudios anteriores indicaban que la velocidad a la que se eleva el magma en otros volcanes es relativamente lenta, del orden de unos pocos centímetros por segundo. Este movimiento pausado del magma hasta la superficie es el que provoca los terremotos y otros indicios que normalmente apuntan a una erupción inminente. La falta de signos premonitorios en el caso del Chaitén sugiere que el magma debió subir a través de la corteza terrestre a una velocidad extremadamente rápida.
Los científicos recogieron pumita procedente de la erupción y le aplicaron temperatura y presión elevadas en el laboratorio. Los resultados producidos fueron tanto sorprendentes como aterradores, pues sugieren que el magma recorrió cinco kilómetros desde las profundidades del manto hasta la superficie terrestre en menos de cuatro horas, alcanzando una velocidad media cercana a un metro por segundo.
Por suerte, los residentes de Chaitén lograron ser evacuados sin sufrir daños. No obstante, los científicos recomiendan vigilar mejor todos los volcanes de riolita que hayan mostrado indicios de actividad durante los últimos 10.000 años.