#Bruselas22M: Tintín, símbolo de convivencia
#Bruselas22M: Tintín. “Cultivo una rosa blanca” (Verso de José Martí). Así comenzaba Obama el discurso con el que daba por concluida su visita a Cuba. Como símbolo de paz y coincidiendo, desgraciadamente, con los ataques terroristas en Bruselas.
Llegó a la isla caribeña como otro símbolo más, con el que se ponía fin al último resquicio de la ‘guerra fría’. Y, sin embargo, sucede cuando ya ha dado comienzo otra guerra en este mundo nuevo.
Un mundo, no bajo sospecha esta vez. Un mundo bajo el miedo de dos nuevos imperios: el del terror y el de la seguridad. Surgidos ambos después del 11S.
Todo cambió hace 15 años. Y Manuel Valls, primer ministro francés, volvía a reiterarlo: “Estamos en guerra”. Todos. Los ataques de Bruselas no son sólo a Bélgica, lo son a toda Europa. Lo son a la esencia misma del Estado de Derecho y de la Humanidad.
Cuando a Hergé, el creador de Tintín, le preguntaron en su día por el perfil algo ‘ridículo’ de su personaje, no dudó en su respuesta. “¿Cree usted que es tan ridículo hacer una buena acción, amar y respetar la naturaleza y a los animales, esforzarse en ser fiel a la palabra dada?”.
“¡Tintín es un tenaz boy-scout! – ¿Y por qué no?”… Tintín es hoy, más que nunca, símbolo de convivencia. De solidaridad. Su rostro inunda las redes sociales para mostrar la tristeza por un día tan negro.
Y es que Tintín es uno más de todos cuantos estaban en ese aeropuerto o esa estación de metro donde explotaron las bombas. Sus aventuras se desarrollan por todo el mundo y están traducidas a casi un centenar de idiomas.
Sí también al árabe. Por cierto que en esta lengua, Hernández y Fernández (originalmente Dupont et Dupond) son Tik – Tak. Y no haremos ni un sólo juego macabro de palabras a propósito de sus nombres y lo sucedido en Bruselas.
Pero, en efecto, Tintín es uno más de todos los que transitaban por allí, caídos hoy o no. Afectados todos. Porque Tintín es, por encima de todo, un viajero. Un turista más. Un caminante o paseante.
Tintín es la caricatura en una postal enviada por cualquier visitante que viaja a Bruselas o a Bélgica, en general. Es la cara de ese cómic europeo que puedes encontrar en cualquier galería de arte, museo o mural alusivo a ‘La Belgique’ en cualquier lugar del mundo.
“Mire, yo creo que todos los totalitarismos son nefastos, tanto si son de ‘derechas’ como si son de ‘izquierdas’, y los meto a todos en el mismo saco”. Decía Hergé…
Hoy Tintín ha dejado de ser aquel ‘boy-scout’ lleno de ideales con el que soñó Hergé. Y las lágrimas que derrama son reales, fuera de las viñetas y de las redes sociales. Su rostro surgió tras una gran guerra.
Pero parece que otros disparos aguardaban su momento y Tintín ya no viaja. Al menos, hoy. Bélgica, Europa, el Mundo… ¡Gardez la frite! (¡Mantengan el ánimo!).
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