Brexit primera pesadilla del Gobierno canario
Ronda de fuego de la Vicepresidencia y la Consejería de Economía ante el riesgo de ruptura sin acuerdo del Reino Unido. El Ejecutivo se reúne con la patronal tomatera. El 9% del PIB isleño en riesgo
Brexit pone a prueba la musculatura del Gobierno canario en la primera pesadilla del mandato de Ángel Víctor Torres.
La ronda de fuego de la Vicepresidencia y Asuntos Europeos y la Consejería de Economía ante el riesgo de ruptura sin acuerdo del Reino Unido, llega en plena crisis política británica tras el cierre del Parlamento y las protestas en las calles de los grupos paneuropeos.
El Ejecutivo autónomo se reúne con la patronal tomatera Fedex con el propósito de evaluar los riesgos de un Brexit con portazo, lo que equivaldría a comparar al Reino Unido con un país tercero.
De perder las condiciones favorables del comercio con Londres (por ejemplo, la bonificación al transporte), la mitad de la actividad hortofrutícola desaparecería de golpe.
Más de 3.000 personas, como mínimo, perderían su puesto de trabajo y la aportación del PIB agrícola a la economía canaria quedaría reducida a cenizas (hoy es inferior al 2%).
El encuentro se celebra en Fedex con la “máxima dotación de peso político” del Gobierno, tanto en las figuras de Román Rodríguez como Carolina Darias.
La representación empresarial la encabeza el presidente de Fedex, José Juan Bonny, el principal operador del sector con más de 5.000 trabajadores.
Ya en marzo de 2019, Román Rodríguez se reunió con Fedex y Aceto para garantizar la cobertura de las ayudas de Estado.
La mitad del sector hortofrutícola de exportación, el 49% en los tomates y el 57% en los pepinos, está comprometido con el Reino Unido, de donde Canarias importa más del 80% de las papas de consumo y un importante porcentaje de semillas para la siembra.
Además de la Agricultura, el Brexit pone en revisión hasta el 9% del PIB isleño, sobre todo, en materia turística y comercial.
El Gobierno de Torres ya ha expresado “la enorme preocupación e incertidumbre” existente por las consecuencias negativas del Brexit en el sector turístico y el agrícola de exportación local, además del trastorno que ocasionará a los británicos residentes en las islas y a los canarios que viven el Reino Unido.
Otro de los aspectos de especial preocupación para empresarios y Gobierno es el impacto de la política aduanera, debido a la transformación de “una actividad comercial de siglos“.
Brexit es seguido con lupa también por las patronales de alimentación, industria y turismo, en la medida que el 9% del PIB canario (unos 5.000 millones de euros) proviene del gasto que aportan los 4,5 millones de turistas que visitan cada año las Islas.
Brexit inició el divorcio con Europa con un proceso de incertidumbre económica.
Las islas más sensibles a la fluctuación del turismo británico son Lanzarote y Tenerife, de cuyo negocio dependen en un 44% y un 35%, respectivamente, el futuro del Reino Unido.
28.000 británicos viven en la actualidad en Canarias, la mayoría pensionistas. Por afiliaciones a la Seguridad Social es la segunda comunidad más numerosa por detrás de los italianos.
Reino Unido, por su parte, el segundo destino de canarios en la diáspora, con 2.700 residentes, solo superada por Venezuela, con casi 30.000.
Brexit pone fin a una compleja relación que, a pesar de sus tiras y aflojas, ha dado como resultado una de las épocas más prósperas y pacíficas de la historia europea.
El referéndum celebrado el 23 de junio de 2016, y que los partidarios del Brexit ganaron por una ventaja mínima, abrió la puerta a esta separación, para la que ni Europa ni Reino Unido estaban organizados.
Las implicaciones económicas tanto para Reino Unido como para la UE son difíciles de calcular, pero hasta los más optimistas reconocen que las posibilidades de que ambas partes salgan perjudicadas son altas. Como aseguró un informe de la Cámara de los Comunes, el Brexit puede llevar a “la destrucción mutua asegurada” si no hay un pacto amistoso de separación, utilizando la misma expresión que se usó para definir el efecto que tendría apretar un botón nuclear en la época de la Guerra Fría.
España sería uno de los países más afectados por la decisión británica, debido a los estrechos lazos comerciales e históricos que existen entre ambos países. Los grandes grupos españoles poseen filiales valoradas en 60.000 millones de euros en Reino Unido.