Berlanguiana… Berlanguianamente, incluso
Al igual que sucedía con otro genio como Fellini, coloca a la persona del director en la misma posición de ese espectador que se sienta a ver el ‘pasen y ven’ que ha sido capaz de idear
Berlanguiana es la misión que tienen siempre sus protagonistas y que marca no sólo el guión de la película, sino también su desarrollo. Y surrealista, o al menos, singular, que empieza como algo absurdo pero termina asumido como cotidiano.
Además, no se trata de un objetivo individual, sino absolutamente coral, donde hasta la propia localidad se concierte en protagonista. Pero, sobre todo, se advierten los bandos o clases y se hacen perceptibles los diferentes estereotipos y sus enfrentamientos.
Y que al igual que sucedía con otro genio como Fellini, coloca a la persona del director en la misma posición de ese espectador que se sienta a ver el ‘pasen y ven’ que ha sido capaz de idear.
Un ‘circo’ en el que no existe la fatalidad aunque las cosas no salgan bien, sino la aceptación más filosófica del propio discurrir de la vida… Casi como cuando en esa otra obra maestra del cine que es “Zorba, el griego” (sobre historia de Nikos Kazantzakis), todo parece desvanecerse en el final.
Y el ‘plano-secuencia’. Lo cierto es que si podemos tener algo claro tras descubrir lo que había en la caja fuerte al abrirla en el centenario de su nacimiento (el nuevo guión cinematográfico)… Es que la vida entera de Berlanga es un ‘plano-secuencia’, de cine, claro.
Y un guiño. Quien sigue siendo aún presidente de honor de la Academia de Cine Española, fue verdadero cronista de la sociedad de este país, a la que supo retratar en toda su idiosincracia y con conmovedora indulgencia. Pero sin perder el ojo crítico.
Aparentemente, la existencia caóticamente organizada y bien metida en un metraje sin fin. Y sus esperpentos, bien identificados todos, con nombre y apellidos como los de cualquier vecino que podamos conocer.
Irónico y hasta sarcástico, sin embargo, siempre profundamente tierno y compresivo con la condición humana. A veces, triste en esa cercanía. Pero por encima de todo, vital con mayúsculas.
(No hay quien no lo lamente, en lo más hondo, cuando el coche pasa de largo sin detenerse ante el balcón de “Bienvenido Mr. Marshall”).
Luis García-Berlanga y un vocablo para la historia contemporánea y para todos. Como ven, la vida sigue siendo ‘berlanguiana’. Porque en España se vive ‘berlanguianamente’… Y si no, miren a su alrededor. Pasen y vean.