Bailar por la paz, mensaje del Día Mundial de la Danza
Bailar, de nuevo, sí. De nuevo, cadáveres en las calles y ciudades sitiadas. Antes de acabar el siglo XX, Belgrado y Sarajevo. Ahora, Kiev y Mariúpol. Entonces, las fosas comunes de Srebrenica y hoy las de Bucha. La misma muerte y horror
“Bailamos por la paz” es el mensaje unánime de todos los bailarines en este Día Internacional de la Danza de este convulso 2022. En el caso de España, además de esta fecha del calendario se ha querido hacer memoria de Guernica/Guernika.
Conmemorándose en estos días el 85 aniversario de los terribles bombardeos de la Legión Cóndor alemana sobre la localidad vizcaína de Guernika, las dos compañías del Inaem (el Ballet Nacional y la CND) se han unido para bailar frente a la obra inmortal de Picasso.
Seguramente, nadie pensó que sin cumplir aún el primer cuarto de este siglo XXI, estaría Europa asistiendo a un conflicto bélico como el que azota Ucrania. De nuevo.
Jamás esperó el mundo asomarse otra vez a una confrontación semejante, en la que las ciudades se duermen con la programación de las plataformas y se despiertan en guerra.
De nuevo, cadáveres en las calles y ciudades sitiadas. Antes de acabar el siglo XX, Belgrado y Sarajevo. Ahora, Kiev y Mariúpol. Entonces, las fosas comunes de Srebrenica y hoy las de Bucha. La misma muerte y horror.
Seguramente, cuando encargaron a Kang Sue-jin, bailarina de Corea del Sur, el mensaje para este Día Mundial de la Danza de 2022, el espíritu de Sue-jin sólo pensó en lo vivido estos dos años atrás con el covid, porque no había estallado aún el terror sobre el cielo de Ucrania.
Por eso centró su mensaje en… “Es un arte momentáneo que es difícil de restaurar en su forma original una vez completado porque se crea con todo el cuerpo y el alma. La danza está hecha de momentos efímeros, lo que predestina a los bailarines a estar en constante movimiento. Sin embargo, el Covid-19 ha restringido e incluso bloqueado el arte de la danza en su forma original.”
Seguramente, si pudiera volver a escribirlo, se daría cuenta de que la vida misma está hecha de momentos efímeros. Que la vida misma es movimiento constante. Y que sólo la muerte bloquea el arte y la vida misma. El resto, se adapta y se abre paso. Muchos de los bailarines ucranianos y ucranianas han cambiado las zapatillas de ballet por un fusil. Viven y se mueven.
Por ello, sólo cabe felicitar a las dos compañías de bandera española por haber tenido el acierto de centrar este día en ‘bailar por la paz’. Unidos frente al escenario de horror que retrató en su día Picasso y que hoy, de nuevo, vuelve a ser éste el decorado de nuestro tiempo. Lamentablemente.
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