Bacon, Picasso y Velázquez son #TM
Bacon afirmó en una entrevista: “Quisiera que mis pinturas se vieran como si un ser humano hubiera pasado por ellas, como un caracol, dejando un rastro de la presencia humana y un trazo de eventos pasados, como el caracol que deja su baba”.
No sabemos en cuál de sus obras pensaba en el momento de expresar estas palabras, quizá en todas o quizá en alguna en especial. Quizá en un grabado. Podría ser cualquiera y con cualquier técnica.
Ciertamente, un grabado es el rastro dejado por la tinta sobre el papel una vez que hemos pasado la plancha por el torno. Previamente, la hemos trabajado ‘a punta seca’ (por ejemplo), dejando asimismo un trazo en la plancha.
Una auténtica cicatriz a base de abrir esos milimétricos huecos en su superficie, horadando el material con líneas de nuestros pensamientos. Nuestros deseos e intenciones marcados en esas líneas para poder verlos hechos realidad. Queremos tocar lo que perseguimos. Y lo logramos.
Cualquier expresión del arte es ese rastro de presencia humana que anhelaba Bacon, ese trazo de eventos pasados. Todo condiciona nuestro ser. Sea pintura, escritura u otras. Pero hoy se nos antoja que esa “baba de caracol” podría ser un grabado.
‘El grabado, ¿una cuestión de papel?. Grabados y estampas en Gran Canaria’ es el título de la exposición que se exhibe en el Cicca. Reúne piezas de Rembrandt, Velázquez, Goya, Doré, Picasso, Francis Bacon, Chillida, Antonio Saura…
También es larga la lista de artistas canarios presentes. Manolo Millares, Óscar Domínguez, Juan Ismael, Pedro González, César Manrique, Fernando Álamo o Paco Sánchez, entre otros muchos.
El CAAM, la Casa Museo de Colón, la Universidad de Las Palmas de GC o la propia Fundación de La Caja de Canarias, responsable de la exposición, y a la que aporta un tercio de las obras (42 de un total de 120), son algunas de las entidades colaboradoras.
El comisario artístico de la muestra, Antonio P. Martín, aseguró que “los amantes del arte podrán disfrutar de obras muy difícil de ver, ya que forman parte de colecciones privadas”.
Pero partiendo de la base de que “Ningún gran artista ve las cosas como son en realidad. Si lo hiciera, dejaría de ser artista”, tal y como decía Oscar Wilde… Lo mejor, desde luego, es verlas fuera del salón o despacho de alguien. Y descubrirlas confrontadas. En el tiempo y en el espacio.
Un diálogo extemporáneo lleno de elementos comunes y guiños del destino, que siempre enreda con sus ¿coincidencias? Francis Bacon siempre dijo que empezó a pintar por culpa de Picasso. Tras visitar una exposición suya y quedar sobrecogido, se preguntó si también él podría hacer aquello.
Bacon como Picasso
Bacon como prolongación de Picasso. Ambos admiradores de Velázquez, también presente en esta muestra. Y de los toros. También presentes con Hrdlicka y su grabado sobre la tauromaquia…Todos se ponen cara siguiendo ese rastro del que hablaba Bacon…
Pasión de Francis Bacon por Velázquez y recelos confesados hacia Goya, en sus conversaciones con el periodista francés Franck Maubert, autor de “El olor a sangre humana no se me quita de los ojos” (libro que recoge las conversaciones que el periodista mantuvo con el pintor británico). Y Goya, también en el Cicca.
Goya afirmaba que uno de sus maestros era Rembrandt. Y Picasso decía que, cuando trabajaba en su estudio, estaban todos los grandes maestros del pasado allí con él. Rembrandt entre ellos, como verdadero antepasado artístico para ellos.
Y en otra pared de la sala del Cicca, Millares y Saura… Ambos miembros del colectivo de artistas ‘El Paso’ (1957, Madrid). Relevante en la definición de la vanguardia española de posguerra, y al que un año más tarde se incorporó también Chirino.
Al surrealismo de Óscar Domínguez se suma el de Juan Ismael… Y en este devenir, un diálogo entre quienes fueron profesor y alumno. Pedro González y Fernando Álamo. Las formas y volúmenes del desnudo femenino del primero están ahora ausentes del paisaje o paisanaje secuenciado de la Canarias de Álamo. Pero están.
…La cinética de Felo Monzón y la geometría de Mitsuo Miura, ambos con colores muy definidos. El sencillo simbolismo del poeta visual Ángel Sánchez, convencido antropólogo del mestizaje de la identidad canaria, mira de frente a los ‘podomorfos‘ reivindicativos de Paco Sanchez.
El grafismo formalista de Chillida confrontado con el de Rafael Alberti, marcado por el volumen en su lenguaje. Esa línea curva, también presente en la pieza de Leopoldo Emperador
Las visiones de ‘La Punta del Caletón’ de Alfonso Crujera que inevitablemente me recuerdan al poema visual de ‘Volviendo al mar’ del mismo Ángel Sánchez.
Toda una experiencia humana de sus memorias. Información visual extraída y trasladada a sus propias obras. El fenómeno de la memoria visual como verdadero hilo narrativo, más allá de la historia. Y siempre el retrato y la carnalidad como fuente inagotable de inspiración, muy presentes en el recorrido…
Espacios ambiguos que reflejan otra cara distinta a la que vemos… Como mismo sucede cuando ‘a punta seca’ incidimos en la plancha de grabado, para dejar esos surcos que, luego, invitarán a retener el arte en tinta impresa. Tras pasar por el torno, todo saldrá del otro lado…
Pero es una realidad contigua, esperada. Paralela. Y democrática. De tirada múltiple, que “ayudó a liberalizar el pensamiento que alumbraba una nueva sociedad”. Tal y como señaló el presidente de la Fundación, Blas Trujillo, el presentar la muestra.
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