Arte de Ucrania entre misiles en el Thyssen
Según la comisaria de la exposición, Francesca Thyssen-Bornemisza, cada diez minutos hablaban con los conductores de los dos camiones, que condujeron los cuadros bajo el terror de los bombardeos hasta llegar a Leópolis
‘En el ojo del huracán’, 69 obras de arte bajo 100 bombardeos en Kiev. Y dos camiones, que acompaña al grito de ‘Slava Ukraini’. Toda la vanguardia del arte ucraniano de 1900 a 1930 huyendo bajo las bombas, tras haber pasado el inicio de la invasión rusa escondida en un sótano.
Inaugurada con el inicio del adviento, ’En el ojo del huracán’ se exhibe en el Museo Thyssen de Madrid hasta el primer trimestre de 2023. Irónicamente, descubrimos con esta muestra que muchos de los nombres que creíamos rusos, en realidad, son ucranianos.
Protegiendo estas obras artísticas y dándolas a conocer al resto de Europa, pues de España seguirá a diversos museos de otras ciudades (la próxima será en Colonia, en el Museo Ludwig), el Arte se abre paso… Como la vida.
Salvando estas piezas de su patrimonio, se vela así por el futuro de la propia Ucrania, su cultura y su identidad. En definitiva, el futuro de un pueblo que es y existe, por más que se empeñe Putin en diluir su esencia misma.
El camión que transportaba los cuadros logró salir de Kiev mientras los proyectiles caían desde un cielo que pintaba todo el horror del mundo, y toda la incertidumbre ante el futuro. Nadie imaginaba entonces que el horror de la guerra alcanzaría tales extremos ni que se prolongaría hasta el nuevo invierno.
De nuevo, el frío y la nieve. Pero, ahora, a oscuras y sn calefacción. Nadie creyó que Rusia haría, del hambre y las heladas, una nueva forma de matar a la población civil. Siniestro y apocalíptico.
Europa deberá afrontar, a las puertas de la Navidad, un nuevo éxodo de refugiados ucranianos que escapan a una muerte segura… En el corazón de Europa, que nadie se llame a engaño.
Pero por lo pronto, con amplitud de miras, asomémonos al futuro con una mirada al pasado, al de su Arte. Como si de una epopeya griega se tratara, cuando el transporte llegó a la frontera polaca, justo le tocó vivir el errático misil caído en Polonia… De modo que la fuga, sin más, se detuvo.
Cuenta la comisaria de la exposición, Francesca Thyssen-Bornemisza que cada diez minutos hablaban con los conductores de los dos camiones, que condujeron bajo el terror de los bombardeos hasta llegar a Leópolis.
(Seguramente, algún día se hará una película sobre todo este episodio, como un desastre más de la guerra. Perdón, la invasión rusa que volvió a poner el mundo del revés en el siglo XXI).
Cuando tras 12 horas de abismo absoluto, ante la inminentemente posible entrada de la OTAN en el conflicto parecía avecinarse, Polonia reabrió sus fronteras ante la confirmación de que el misil no había sido ruso… y el convoy continuó.
Se trata de una exposición que reúne el trabajo de Alexandra Exter, Ivan Padaika, Sonia Delaunay, Anatol Petrytskyi, Davyd Burliuk o Malevich entre tantos otros. Pero sobre todo, se trata de Ucrania. No puede un solo hombre controlar la narrativa desde ambos lados, porque el mundo no se lo permitirá.
Cierra la Muestra un lienzo del artista ucraniano Semen Yoffe, que nos enseña a dos mujeres ucranianas, fuertes y orgullosa, fusil en mano y haciendo prácticas de tiro… ¡Slava Ucraini…!