Antonio Banderas, la piel que habita el cine
s fantástico que el nombre de Antonio Banderas se inscriba en las letras doradas de la historia de la Academia de Hollywood. Porque nos conmueve en esa necesidad de narrar la vida que domina toda la cinta de ‘Dolor y Gloria’
Antonio Banderas, en efecto, es la piel que habita el cine. Esa piel necesaria, que muchos acarician con deseo, pero que sólo unos pocos sienten por cada uno de sus poros. Desnuda y limpia de maquillaje.
Sólo así, sabe a vida y convence como la vida misma. Quizá sea esa la cualidad más notoria del realismo de una interpretación, y a la vez, de la ilusión de que jamás lo sea.
(¡¿Cómo, si no, seguiríamos yendo al cine a por más…?!)
Ya lo dijimos en su estreno, la primavera pasada de 2019, que ‘Dolor y Gloria’ era una obra maestra, que era la mejor actuación de toda la carrera de Antonio Banderas. Alma carnal.
Y que el actor malagueño conseguía incluso que no lo viéramos a él, sino a Pedro Almodóvar, que su presencia se desvanecía como la misma canción de Mina bajo el agua de una piscina.
En el papel de ese otro director de cine, el personaje de Salvador Mallo (el mismísimo Almodóvar, fotograma a fotograma), consigue tal nivel de intimidad que se te olvida que estás viendo a Banderas en vez de a Almodóvar.
Y no era fácil. Así que no nos sorprende su nominación a los ‘Oscars’ de la Academia del Cine, tras la misma a los Globos de Oro. (Ya fue reconocido como tal en la 72º edición del Festival de Cannes). Y sí, es verdad que difícilmente será posible superar a Joaquin Phoenix.
(Particularmente, pienso que ésta última, la del ‘Joker’, es la mejor interpretación masculina del celuloide, no del último año, sino de toda la década… Y que no se veía nada igual desde los tiempos de Marlon Brandon).
Pero igualmente es fantástico que el nombre de Antonio Banderas se inscriba en las letras doradas de la historia de la Academia de Hollywood. Porque nos conmueve en esa necesidad de narrar la vida que domina toda la cinta de ‘Dolor y Gloria’.
Y porque Antonio Banderas consigue cogernos de la mano a todos, como si fuéramos ese niño que sueña su vida y ese hombre que cuenta su infancia. Nos pone a su vera, y a la de Pedro Almodóvar. De nuevo.
El propio Antonio Banderas reconoció en Cannes, donde el estreno de ‘Dolor y Gloria’ cosechó una de las ovaciones más largas que se recuerdan en la cita francesa, que “tuvo que matar a Antonio Banderas para poder hacer este papel”.
‘Dolor y Gloria’ compite también en la categoría de ‘Mejor película extranjera de habla no inglesa’. Y esperamos que gane, que vuelva a triunfar la sencillez de la vida sobre la exageración de la ficción oriental.
Porque toda la vida es cine. Y sueño… Como canta Mina al comienzo “Sueño, sueño y estás conmigo. Cierro los ojos hacia el cielo y resplandece una luz… Sueño, sueño que te tengo cerca y te beso, para después desvanecerse en este sueño irreal”.