Afganistán en manos de los talibanes tras el adiós de EEUU
El régimen de yihadistas y defensores de la sharía avanza a la velocidad del rayo. Toma Kandahar y se dirige hacia Kabul. Reino Unido manda a 600 soldados de élite a auxiliar al personal de la embajada
La virulencia bélica de Afganistán, a manos de los talibanes, ha cogido por sorpresa a la comunidad internacional, más ocupada en la crisis económica o en los efectos sociales de la pandemia por Covid.
Sin embargo, la salida del ejército de Estados Unidos suponía un hecho irreversible que muchos se tomaron con escepticismo hasta que han comprobado cómo los soldados radicales de la guerra religiosa, toman una ciudad tras otra como fichas de dominó.
El jueves se hicieron con la tercera ciudad, Herat, y la estratégica Ghazni. Y ya se da por hecho que controlan la segunda más grande del país, Kandahar. El siguiente paso será la capital, Kabul.
La balanza parece estar a favor de los insurgentes, mientras que el gobierno afgano, producto de una alianza con Estados Unidos tras la invasión de 2001, lucha por mantener el control del poder. A duras penas, eso sí, frente a una población aterrorizada que lleva décadas sumida en el caos desde la guerra con la Unión Soviética, contra Al Qaeda, contra el hambre, contra la miseria y, ahora, con el abandono de EEUU.
Un informe filtrado de los servicios de inteligencia estadounidenses, según BBC, estimó que Kabul podría ser atacada en cuestión de semanas, y que el gobierno podría caer en 90 días.
Estados Unidos y sus aliados de la OTAN han pasado la mayor parte de los últimos 20 años entrenando y equipando a las fuerzas de seguridad afganas.
Los generales estadounidenses y británicos reiteraron una y otra vez que crearon un ejército afgano poderoso y capaz. Pero algo falla cuando el Gobierno de Londres anunció este viernes, 13 de agosto de 2021, que enviará 600 militares de élite para asegurar la salida de todo el personal de su embajada en Kabul.
El gobierno afgano contaba con ventaja, con más de 300.000 miembros. Pero la realidad se impone y fuentes oficiales europeas daban por hecho que la mitad del ejército oficial había desertado a favor de los talibanes. Afganistán ya es un caos como el de Libia, sin importar el Covid.
El ejército y la policía afganos sufre un largo historial de bajas y corrupción, con algunos mandos sin escrúpulos que reclaman salarios de soldados que no existen: los llamados “soldados fantasmas“.
Según el Centro de Lucha contra el Terrorismo de Estados Unidos, las estimaciones sugieren un núcleo de 60.000 combatientes. Si se suman otros grupos de milicianos y partidarios, esa cifra podría superar los 200.000.
La historia cambiante de Afganistán ilustra cómo las familias, las tribus e incluso los funcionarios del gobierno han ido cambiando de bando, en parte para asegurar su propia supervivencia.
En su informe de julio de 2021, el inspector estadounidense en Afganistán afirmó que se habían gastado más de 80.000 millones de euros en seguridad.
Los talibanes fueron derrocados del poder en 2001, tras una incursión militar liderada por Estados Unidos, pero poco a poco el grupo islamista ha ido retomando fuerza a lo largo y ancho de Afganistán.
Mientras Estados Unidos se prepara para completar la retirada de sus tropas antes del 11 de septiembre, tras dos décadas de guerra, los talibanes invaden puestos militares afganos, pueblos y aldeas, e incluso algunas ciudades importantes, avivando temores de que puedan derrocar al gobierno.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, confirmó en abril de 2021 la decisión de la Casa Blanca. “Es hora de poner fin a la guerra más larga de Estados Unidos y de que las tropas estadounidenses vuelvan a casa“.