#8M se llama Osipova
#8M es Yelena Osipova, mujer activista por antonomasia. Con voz propia frente al autoritarismo ruso de Putin, esta artista que protesta contra la guerra, con sugerentes pancartas pintadas por ella misma, en las heladas calles de San Petersburgo… Es, además, pensionista.
Yelena Osipova tiene 78 años, pero unos siete u ocho policías rusos que le doblaban en estatura, se la llevaron en un camión, como a otros tantos manifestantes (casi 300, sólo la tarde del miércoles pasado en San Petersburgo).
Y se le abrirá un procedimiento sancionador que podría acabar con sus huesos en prisión. Sí, también ella. (Incluso niñas que tan sólo portan flores contra la invasión de Ucrania, son detenidas).
Pequeña, frágil y modesta. Pero con un espíritu que ya lo quisieran para sí muchas de las que se mueven entre eufemismos, de oídas y por imitación. Color lila, eso sí. Porque parece que la legítima defensa sólo está bien en la distancia corta.
Pero hay millones de ‘Osipovas’ que huyen con lo puesto de Ucrania estos días. Con sus vidas a cuestas y llevando de la mano a sus hijos, cuando no en sus brazos o arrastrando sus cochecitos centenares de kilómetros hasta cruzar la frontera de la incertidumbre a pie.
Yelena Osipova, Helena Osipova, nació en el sitio de Leningrado, cuyo asedio duró 900 días. Sobrevivió al nazismo de la Segunda Guerra Mundial y a la miseria de la posguerra. Pero sigue alzando la voz.
“Hijo, no vayas a esta guerra! Soldado, depón tus armas y serás un héroe de verdad”, rezaban los dos carteles que la diminuta anciana Yelena portaba esta vez.
No sabemos cuántas ‘Osipovas’ están naciendo en los sótanos de tantas ciudades ucranianas que están siendo bombardeadas desde hace 12 días, ni si llegarán a escuchar algo más que el llanto de sus madres, entrecortado por las incesantes sirenas.
Yelena Osipova es conocida por sus carteles, como éste que demanda “Libertad para los presos políticos”.
Pero sí que tienen voz propia, aunque aún no las hayamos escuchado. Depende de las que estamos a este otro lado de ese nuevo muro que así sea, sin eufemismos.
La ingenuidad de ese otro llanto, el de tantas niñas que bajo tierra aún no han conocido el cielo, es la misma que se refleja en los carteles de Osipova… Quien afirma: “Rusia es un pájaro, no un oso”.
Así que habrá que ayudarlas a volar, porque como decía el poeta persa Rumi… “Sé una lámpara, un bote salvavidas o una escalera. Ayuda a sanar el alma de alguien”.
“Sal de tu casa como un pastor. Pues ayudar a los demás en su camino personal, nos ayudará también en el nuestro. Pues la vida nos pagará con la misma moneda con la que nosotros pagamos…”
