#25N: sillas vacías, zapatos rojos, manos pintadas
"Algo sigue fallando. Ya lo dijimos, tal cual, el pasado año y el otro. Y el anterior, también. Porque la vida siguió sin ellas. Nadie más las vio. Tampoco los 26 menores que han quedado huérfanos"
#25N… En 2020 fueron 41 las mujeres asesinadas, víctimas de la violencia de género en España a estas alturas del año. Poco que celebrar este 2022, pues para esta terrible fecha que no debiera constar en el calendario, son 38 las que dejaron de respirar.
Hoy son sólo sillas vacías, zapatos rojos o manos pintadas, según donde se conmemore su silencio eterno. Un sí o un no, pero aquella llave sonó en su puerta cada día hasta que dejó de hacerlo. Y en cada caso, algo falló.
De nuevo, un 25N al que nos asomamos para aceptar que hay un Día Internacional de la eliminación de la violencia contra las mujeres, y para constatar que algo sigue fallando. Ya lo dijimos, tal cual, el pasado año y el otro. Y el anterior, también.
Porque la vida siguió sin ellas. Nadie más las vio. Tampoco los 26 menores que han quedado huérfanos (No hablamos de los que se fueron en el mismo paquete de la venganza, sangre sobre sangre).
Es el mismo machismo que avanza soterrado y silencioso… Que practican también algunas mujeres colándose hasta en el Congreso de los Diputados, y no por la puerta de atrás, sino con escaño propio y haciendo de éste una vulgar tasca.
Una de ésas de otro tiempo, que parece sacada más de un fotograma del cine de Torrente, que una tribuna para la política de todos y ‘ágora‘ para los discursos de la mismísima ‘polis’.
Una en la que se alza la voz para hacer público lo privado. Siempre, claro está, para señalar y poner a una mujer en el centro del patio. Y si puede ser, además, con las bragas bajas.
Un diario de sesiones que ofende la dignidad tan profundamente como mismo lo hicieron las balas de Tejero un 23F, y que parece eternizar la transición en vez de consolidar una democracia adulta.
Violencia machista es también la que somete a escarnio a la mujer, la de quien vocifera y la de quienes arengan con sus aplausos y sus aullidos de ‘manada’. Pero también la de la Mesa del Parlamento que, inactiva, lo permite.
Cuando la Ley de Amnistía Fiscal de Rajoy posibilitó el blanqueo de las fortunas de centenares de millonarios evasores, no vi que nadie se interrogara en esa misma tribuna sobre qué anatomía humana estudiaba en profundidad el Ministro de Hacienda.
Después de todo, en definitiva, nosotras tan sólo nos queremos vivas y ni una menos (#VivasNosQueremos #NiUnaMenos).