Vuelve el techo de gasto y el BCE pone fin a la barra libre
La noticia por esperada no deja de ser una pesadilla para Pedro Sánchez y Nadia Calviño, que tendrán que poner el platillo en los mercados para lograr activos
Vuelve el techo de gasto y el BCE pone fin a la barra libre.
La alegría de miles de gestores públicos para gastar dinero a mansalva a costa de la pandemia, pierde velocidad.
A medida que los datos del Covid son, razonablemente, mejores, la Comisión Europea se apresura a sacar la tarjeta amarilla ahora que la inflación es el nuevo ogro económico (roza el 5%).
Bruselas temió que la crisis se expandiera durante años, pero la celeridad de las vacunas y el efecto rebaño de la población, animan al Ejecutivo comunitario a tomar cautelas ante los derrochadores.
Es cierto que será un aterrizaje suave y asimétrico por regiones, pero dados nuestros antecedentes es prevenir que curar.
Las administraciones volverán a estar marcadas por un corsé de deuda y déficit en el gasto público a partir de 2023, aunque sea con objetivos más laxos.
En cuanto al BCE, será en 2022 cuando el riego de dinero llegue a cénit. El Banco Central aglutina más de 2 billones de euros de deuda soberana y de corporaciones privadas. Es decir, es el mayor tenedor de papel de Estado que ha habido nunca en Europa. Sólo en España supera los 270.000 millones de euros, casi el 30% del PIB nacional.
La noticia por esperada no deja de ser una pesadilla para Pedro Sánchez y Nadia Calviño, que tendrán que poner el platillo en los mercados para lograr activos en sus presupuestos. Además de pagar intereses, deberán demostrar coraje en los corrillos del tiburoneo financiero.
Una vez que se suspenda la música, los gobiernos autónomos y los 8.000 ayuntamientos españoles tomarán nota de los ingresos en una coyuntura con menor recaudación, con lo que las esperanzas de inversiones en campaña electoral (se celebran comicios en 2023) se transformarán en pura vanidad.