‘Tres anuncios en las afueras’ (del Cuyás)
Adonde la verdad no llega, la mentira se aproxima. Pero si el salmo está vacío y lo invisible, sin ritmo, no hay dibujos en la arena, aún cuando se hable de ella. Aún cuando se diga en francés.
‘Tres anuncios en las afueras’ del Cuyás hubieran bastado para expresar el mensaje que no pudo hallarse dentro. Pero no hay metáfora posible en el arte de la mentira cuando ésta última carece de él.
Hasta la mayor de las falacias precisa de cierta elaboración. Es más, cuanto mayor es la mentira, más trabajo requiere darle apariencia. Sin arte ni mentira, sólo cabe buscar la verdad.
Y ante el vacío de lo expuesto dentro, buscarla fuera. Quizá baste ‘tres anuncios en las afueras’ para hablar de lo que no vimos. Y coreografíar nosotros mismos “la cuestión de cómo se puede aguantar en un espacio del cual no puedes salir”
La única reflexión posible del paso del tiempo es que, rotundamente, este los ha superado en su interpretación, sin recurso ni sutilezas, ni minimalismo que sirva de excusa. (Primera valla).
Los únicos cuerpos cautivos son los sentados en la colectiva intimidad de la butaca, sometidos por el silencio impuesto de quienes no son capaces de romper el espacio. (Segunda valla)
El único ‘movimiento esencial’ es su fábula, porque carece de esencia. Así que, faltando el lenguaje más básico, no es que no cuente historias, sino que adolece de gesto. Ya no cabe hablar de estilo ni de investigación. (Tercera valla)
Adonde la verdad no llega, la mentira se aproxima. Pero si el salmo está vacío y lo invisible, sin ritmo, no hay dibujos en la arena, aún cuando se hable de ella. Aún cuando se diga en francés.
“Entre la vida y los sueños hay una tercera cosa”…Yo no la vi, pero no era un caballo. Acaso baste ‘tres anuncios en las afueras’ del Cuyás.