Transición democrática e imperfecciones
No existen museos ni calles ni monumentos dedicados a Benito Mussolini en Italia o Adolf Hitler en Alemania, al contrario su enaltecimiento está penado por ley
Siempre decimos que “La Transición Española” fue modélica y seguramente lo fue. En 1977 necesitábamos dejar atrás una dictadura militar que duró 40 años para entrar en el selecto club de las democracias. Los cambios tenían que ser paulatinos, hilar finito, entre algodones, serenos pero firmes.
Se optó por no juzgar a los que habían manejado este país a su antojo, pero también por no rendir cuentas a los exiliados y enemigos del régimen ya que las leyes franquistas estaban aún en vigor.
Tras las primeras elecciones (15 de junio de 1977) el congreso electo comenzó la redacción de La Constitución, pero como a todos, el tiempo pasa factura y hoy sufrimos sus imperfecciones.
Se pactó que la monarquía asumiera la jefatura del Estado para contentar a seguidores del régimen y republicanos, idearon una nueva reorganización territorial con desigualdades evidentes creando autonomías de primera, segunda y hasta tercera división, la independencia del Poder Judicial no era total ya que los partidos representados en el congreso son los responsables de elegir a los miembros de las instituciones jurídicas, de las empresas públicas y hasta el aforamiento de los políticos electos se entendía en ese periodo de cambio.
Parecía la menos mala de las opciones porque nos garantizaba la elección de juristas democráticos y eso permitiría una renovación en el poder judicial franquista así como en el resto de instituciones públicas.
Otro punto fue la financiación de los partidos, que tienen que entender los más jóvenes que este país vivió durante 40 años en la oscuridad democrática, la afiliación política o sindical era un delito y en esos primeros pasos, nadie quería significarse apoyando económicamente a partidos políticos.
La sombra del franquismo acechaba sobre la sociedad española y todavía acecha. La figura del dictador y sus secuaces se enaltece con calles y monumentos por el país y la Fundación Francisco Franco, creada para que perdure su memoria recibe subvenciones del Estado democrático que persiguió.
No existen museos ni calles ni monumentos dedicados a Benito Mussolini en Italia o Adolf Hitler en Alemania, al contrario su enaltecimiento está penado por ley. Aquí elegimos pasar página, cerrar heridas, olvidarnos del pasado y mirar hacia adelante pero hay heridas que nunca se cierran y esta es una de ellas.
En fin, otro día escribiré sobre el efecto que causó en nuestro país los 40 años de dictadura y el efecto que todavía ejerce en nuestra sociedad.
Volviendo a las imperfecciones de nuestra transición decir que hoy en día la política mina la independencia del poder judicial y la financiación de partidos salpican de corrupción al sistema.
La Constitución que festejamos el 6 de Diciembre pero que entró en vigor el 29 del mismo mes cumplió su objetivo y se lo agradecemos, pero hace tiempo que tendría que haberse renovado, tiene que ponerse al día, estar con los tiempos y las demandas de los ciudadanos.
No hay nada que temer porque el mundo sigue girando aunque intentemos pararlo. Las reformas que se realicen tendrán que ser pensando que lo importante no es España, lo importante son los españoles.