TELEBASURA
Es indignante que en una pasada edición de “Gran Hermano” se haya producido el abuso sexual de una concursante (el tema está en los juzgados actualmente) y que tanto la productora como la cadena lo ocultaran y pidieran a la chica que “aguantara por la menos hasta mañana”
Generalizar no está bien pero en los últimos tiempos las producciones televisivas que nos ofrecen determinadas cadenas encajan lamentablemente con el término telebasura. Las audiencias son las que mandan y mientras me vean no me preocupo de la calidad ni de los contenidos que ofrezco, ese parece ser el pensamiento de los de sus máximos responsables. Mientras, los profesionales miran para otro lado y no se plantean ningún tipo de crítica ni responsabilidad. El corporativismo se ha instalado de forma radical en la profesión y mientras nos consideramos aptos y capaces de analizar o criticar a políticos, jueces, sanitarios, docentes, etcétera, no hacemos el ejercicio de la autocrítica. ¿De verdad que los ciudadanos españoles nos merecemos la televisión que nos ofrecen las cadenas privadas de este país?.
Pondré solo unos ejemplos, en Cuatro televisión emiten “Hombres y mujeres y viceversa”; en él, se propicia el encuentro entre jóvenes sin formación, escasa educación y futuro incierto, con la única finalidad de pillar cacho, como dicen ellos mismos y tener sus minutos de gloria. Que será de ellos, no lo sé, pero ya se consideran periodistas o colaboradores del Star system.
Otro programa, “Me quedo contigo” nos muestra a madres e hijas en busca de “maromos” para unas y otras. El perfil es el mismo, pocas luces y mucha chabacanería. Que decir de Gran hermano, más de lo mismo, discusiones banales, mucho “Edredoning“ y poca clase y muy poco nivel. La pauta es que si un concursante no discute a gritos ni se enzarza en absurdas discusiones, lo expulsan porque no da juego.
Vemos como engañan a sus parejas en directo y se ha conseguido que el morbo sea el protagonista. Es indignante que en una pasada edición de “Gran Hermano” se haya producido el abuso sexual de una concursante (el tema está en los juzgados actualmente) y que tanto la productora como la cadena lo ocultaran y pidieran a la chica que “aguantara por la menos hasta mañana”.
Lo terrible es que esto no termina con estos espacios ya que el resto de programas se nutren y rellenan la programación con resúmenes, debates y entrevistas a familiares y amigos de estos personajes como en “Ana Rosa, “Ya es mediodía” “Viva la vida”, etcétera, dejo fuera del comentario a los programa de cotilleo como “Sálvame de luxe”, “Socialité”, “Cazamariposas” y otros más para no aburrirles. Hay algunos elementos , que solo por acostarse o haber sido pareja de, y contarlo claro, llevan viviendo muchos años del cuento.
Nunca he sido una persona mojigata, sino todo lo contrario pero soy de los que piensan que esta profesión debe de ofrecer calidad y ejemplo a nuestros jóvenes, para que quieran parecerse más a artistas de nivel, deportistas, etcétera, y no a estos nefastos ejemplos que nos ofrecen las televisiones.
Con nostalgia recuerdo otra tele que emitía programas de bajo coste y escasa producción pero de exquisitos contenidos, nos acercaba a obras de Shakespeare, Moliere, Galdós, Arthur Miller, Tenece Willians, Chejov, Dumas, los hermanos Quintero, Tolstoi, Torrente Ballester o Allan Poe y podría seguir y seguir.
Recuerdo de niño disfrutar de espacios de teatro con obras como “Todos eran mis hijos”, “Doce hombres sin piedad” David Coperfield y muchos más. Esa televisión propagandística del régimen, rancia, cursi y mojigata se preocupaba sin embargo por la calidad de los que ofrecía pero lograron acercarme a mí y a muchos otros niños a los autores clásicos. Estos programas estaban impecablemente dirigidas por magníficos realizadores como Gustavo Pérez Puig, Fernando Navarrete, Chicho Ibáñez Serrador, Miguel Aguado, Jaime de Armiña¡án o Antonio Mercero, Y entre medias realizaban ademas especiales como “Historia de la frivolidad”, “La Cabina” o “El irreal Madrid” que arrasaban en los festivales de televisión más importantes como el de Motreux.
Tenemos que estar atentos y no olvidar que tenemos el poder, el mando a distancia.