Tel Aviv… La gran Manzana del Mediterráneo
Te seduce su ocio pero, en realidad, te atrapa su multiculturalidad. Tel Aviv lo tiene todo sin tener nada en concreto. te hallas en un lugar único… Y a tiro de piedra, a sólo 45 minutos en ‘sherut’, descubres Jerusalén, la ciudad eterna. Imprescindible, estando tan cerca
Tel Aviv… Vibrante y cosmopolita, es la verdadera ‘Gran Manzana’ de Oriente Medio, esto es, la Nueva York del Mediterráneo. Un frente marítimo que ya lo querría para sí cualquier capital costera, con unas playas que parecen interminables y precedidas de terrazas que salpican por igual la arena que la imaginación… Hacen de Tel Aviv casi la Babilonia de Israel.
¡Olvídate de la Costa Oeste, California ha muerto! Tel Aviv es ‘Princesa’ de día pero reina en la noche. Sus barrios parecen galerías de arte al aire libre. Son mucho más que escaparates formales de la ‘Bauhaus’ y anticipo del arte urbano más contemporáneo y actual.
Cuando paseas por Tel Aviv, tienes la sensación de hacerlo entre las calles de Tesalónica y también Estambul, por tramos, claro. Como si estuviera construida en base a la memoria de recuerdos compartidos de los que allí llegaron, procedentes de otras ciudades.

Tel Aviv se abre al Mar Mediterráneo como parte de su historia de miles de años. Pocas ciudades reúnen tantas emociones a la vez. (Foto Espiral21).
Sientes que ya has estado alguna vez en uno de sus muchos cafés. Modernos unos y auténticos otros, pero coquetos todos, con algún toque evocador, bien sea por el color de sus sillas o por las fotos en blanco y negro que cuelgan de sus paredes. Tel Aviv invita a sentarte a tomar algo y mirar el tiempo pasar.
Te seduce su ocio pero, en realidad, te atrapa su multiculturalidad. Tel Aviv lo tiene todo sin tener nada en concreto. Porque no vas buscando enclaves (ni esperes encontrarlos), sino momentos. Auténticas vivencias que te brinda una ciudad trepidante, que lo mismo te muestra un ‘zoco’ en el barrio yemenita (Kerem HaTeimanim), que te regala un ‘chill-out’ al borde del mar.
¡Y si sólo fuera uno…! Te traerás el espíritu lleno de recuerdos y sensaciones, donde el salón de narguiles o ‘shishas’ puede compartir aromas con los ‘Makowiek’ (dulces de semillas de amapola, de origen polaco), al estar ‘puerta con puerta’ con la panadería.

Casi cualquier rincón es válido para montar una terraza, incluso junto a la Gran Sinagoga. Tel Aviv, desenfadada.
Así es Tel Aviv al caer la tarde… Una panorámica de 360º que te invita a celebrar el día fumando o merendando. Eso es lo que te engancha (y te hará volver, seguro).
Dicen que Nueva York nunca duerme, pero Tel Aviv tampoco. La diferencia es que la capital israelí ni se acuesta, así es que no tiene que levantarse para empezar el día. Continúa del anterior y tú, sencillamente, te reincorporas. Nada es demasiado y todo te desborda.

Tel Aviv tiene parada obligatoria en los puestos de zumos naturales de naranja o granada. (Foto Espiral21).
Su horizonte infinito te recuerda la presencia constante del mar abierto, que todos rentabilizan en su pulso diario. Desde ‘Gordon Beach’ con las cadenas de hoteles hasta la zona histórica de Jaffa. Las playas, siempre animadas con gente haciendo deporte, te trasladan en parte al modo de lucir ‘palmito’ de los brasileños, pero también al dinamismo más ‘fit’ de los californianos.
Precisamente, lindando con Jaffa y como si de repente estuvieras paseando por Nueva York (¿te acuerdas cuando hablábamos de ‘Williamsburg’ en Brooklyn?), te topas con ‘Florentin’.
¡Et voilà! El barrio hipster de Tel Aviv. Bohemio hasta casi la excentricidad, no sólo podrás comer lo mismo la sopa húngara dentro del pan, que una ensalada griega con queso feta… Sino que escucharás hablar ‘ladino’ (antiguo castellano de los sefardíes), mientras ves los graffitis más ‘cool’ en sus viejos muros.

Tel Aviv es única en llevar el arte a la calle, a través de los grafitis en sus viejos muros, como este entre la calle Dizengoff y la Avenida de la Playa. (Foto Espiral21).
Vibrarás hasta agotar el último rayo de sol con sus salas de conciertos en vivo, sus galerías de arte en horario continuo y sus mil y un restaurantes y bares. Tradición y contemporaneidad bien agitadas en la coctelera, con el punto justo de hielo picado, para sorprenderte en cada esquina.
(Y la presencia constante de las palmeras en sus aceras, que te recuerdan que estás en el Mediterráneo aunque te creas tan lejos… Tan cerca).
¡Por cierto! No olvides visitar, aunque sólo sea como curiosidad, la Iglesia de San Pedro en Jaffa, un último reducto de cristianos que salieron de este puerto pesquero rumbo a Europa (por Marsella).
(Aún le queda una plaza delante, como ‘check-point’ en medio de tanta tienda de souvenirs de platería, escalera arriba, escalera abajo. Y las vistas desde ella valen la pena y saben a sal. Hasta aquí habría llegado Noé).
Pero sigamos por barrios… Porque Tel Aviv es cosmopolita por segundos, así que cambia tan rápido como el sol y la sombra. Antes hablábamos del mercado yemenita y sin embargo, muy cerca, si hay un mercado callejero y ‘del mundo’ que resulta imprescindible, ése es el ‘Shuk HaCarmel’ (shuk es mercado en hebreo, y ya ves que se parece al árabe ‘zouk’… Nada más que decir a este respecto).
El Shuk HaCarmel en Neveh Tzedek, cada viernes a mediodía revoluciona el sentir de la capital israelita y el paseo de todos, absolutamente todos, los turistas que por allá les pille.
(¡Atención! En este mismo barrio de Neveh Tzedek, en el Nº 9 de la calle Shalom Shabazi, siéntate a degustar algo en la terraza con el árbol más agradecido bajo el que quedarse, la de ‘Suzana’. Seguramente te tropezarás con los bailarines de la Batsheva Dance Company, dado que tienen el teatro justo al lado).

Junto a la modernidad, Tel Aviv conserva panaderías artesanales, prueba de tradición para un alimento que abre el apetito del día. (Foto Espiral21).
Y es que Tel Aviv es también ciudad de mercados, que nos revelan esa encrucijada entre Oriente y Occidente. Los olores de la fruta, el color de las especias, la miel de los dulces…
Tel Aviv parece tener un ecosistema propio que viene de todas partes, ‘falafel’ junto a ‘cebiche’ y este a su vez, compartiendo vereda en la calle, con un plato de berenjenas y ‘tahina’ (a base de semillas de sésamo).
No te recomendaré ninguno puesto en especial y sí todos ‘en particular’, porque serán tus sentidos los que te guíen acertadamente. Todos están buenos y, eso sí, no refunfuñes por el precio en ‘shekels’ (hagas la conversión en euros o en dólares), porque las raciones allá… ¡Son enormes, al más puro estilo ‘yanqui’! Y podrás compartir. Sale a cuenta.
Y no dejes de comer ‘borecas o burekas’, especie de empanadas de hojaldre rellenas de casi todas las variedades (mis favoritas, las de queso). Tampoco de probar una de las muchas variantes de los huevos ‘Benedictine’ en el 29 de la Avenida Rothschild, en ‘Benedict’, con cestilla de pan y bebida incluidos (gran desayuno).
Ya comprobarás que los israelíes desayunan fuerte (más que los ingleses), de modo que no pierdas la ocasión de probar también la ‘shakshuka’ con la que arrancan el día, una cazuela con tomates guisados, especias y huevos… ¡Tendrás energías de sobra para afrontar el día! Y más de 100 kilómetros de carriles bici para ‘bajarla‘ .
(Puedes recorrer Tel Aviv en bicicleta casi de punta a punta).
Una buena cerveza en ‘Minzar’ (muy famoso por su buen precio y su apertura las 24 horas), será una gran idea para cuando salgas al fin de la ‘acalorada’ y abarrotada calle del mercado y aparezcas en la avenida Allenby, ya en el límite del ‘shuk’.
Aquí disfrutarás de otro toque internacional, pero más sofisticado, pues podrás encontrarte por ejemplo con una librería argentina de títulos en español, en la que además hojear libros, acabarás comprando alfajores de dulce de leche ‘Havanna’ (los mejores).
Y es que ‘lo latino’ y el pasado compartido han calado, y mucho, en Israel, mestiza y ruidosa, después de todo. Como ves, Tel Aviv es mucho más que la ‘Ciudad blanca’, conocida así por ser la capital con mayor número de edificios de la Escuela Bauhaus del mundo.
Precisamente, fue esto lo que la llevó a declararla como Patrimonio Mundial de la Unesco en el año 2003. Edificios agrupados sobre todo al norte de la calle Ben Yehuda, conforman esa “oda a la sencillez, pero espectáculo de líneas perfectas y esquinas redondeadas”.
Estilo odiado por los nazis, que persiguieron esta escuela fundada en Weimar, la primera de diseño del siglo XX, y verdadero centro del movimiento moderno, sobrevive exultante en Tel Aviv. Pese a ese deterioro decadente que exhiben algunas de sus fachadas, y que tan atractivo resulta, por tanto como sugiere.

Chicas soldado caminan por las calles de Tel Aviv junto a turistas en la céntrica zona del Sarona Market (lugar de caprichos ‘chic’ y ‘gourmet’).
En definitiva, como ya habrás comprobado, te hallas en un lugar único… Y a tiro de piedra, a sólo 45 minutos en ‘sherut’, descubres Jerusalén (‘Yerusalaim’), la ciudad eterna. Tres veces Santa. Imprescindible, estando tan cerca, ¿no crees? Una experiencia, de verdad.
Modernidad y eternidad. Tan cerca y tan lejos, tan distintas y tan próximas… Algo único en el mundo, con total certeza. Tel Aviv es el enclave más vanguardista del Mediterráneo y esa gran manzana a la que sí darle una mordida, sin más pecado.
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Y como ya sabes, por último, al final de cada artículo iremos enlazando cada una de las 12 ciudades que Nadia te presentará a lo largo de la serie de 12 reportajes:
0. Presentación (visita Escápate conmigo, 12 destinos, 12 experiencias.)
1. Spoleto (visita Spoleto, Joya oculta del medievo italiano.)
2. Rotterdam (visita Rotterdam, de ajetreado puerto a ciudad ‘trendy’.)
3. Tesalónica (visita Tesalónica, donde Aristóteles aún susurra.)
4. Estambul (visita Estambul, cambia de continente sin salir de la ciudad).
5. Kyoto (visita Kyoto, donde hallar el Cielo en la Tierra).
6. Nueva York-Brooklyn (visita Brooklyn, el tesoro escondido de Nueva York).
7. Río de Janeiro (visita Río de Janeiro lienzo de mil colores).
8. Marsella (visita Marsella, que el mar te guarde).
9. Lisboa (visita Lisboa, adonde el Cristo mira).
10. Sevilla (visita Sevilla para herir, decía Lorca. Para sentir, siempre).
11. Tel Aviv (visita Tel Aviv…, La Gran Manzana del Mediterráneo).
12. Dubrovnik (visita Dubrovnik, de torre a torre y tiro porque me toca).
Asómate a la mirada escondida en cada uno de sus relatos, recuerda que esta serie la publicaremos regularmente gracias al patrocinio de Telefónica Movistar Cloud.
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