Santo Sepulcro, ¿por qué la Iglesia hace política con un lugar de culto?
Los turistas y creyentes se quedan a dos velas ante la visita más importante de las peregrinaciones a Tierra Santa por la caprichosa decisión de las 3 ramas del Cristianismo que reaccionan, como un partido político, cuando se les toca el bolsillo
Santo Sepulcro es el epicentro sagrado de la Fe Cristiana. En su interior tuvieron lugar la crucifixión, la sepultura y la resurrección de Jesús. ¿Por qué entonces un área de culto es utilizada por la Iglesia como tarjeta de presión política ante las administraciones de Israel?
Este domingo, segundo de Cuaresma, asistimos a un hecho insólito: el cierre del Santo Sepulcro en Jerusalén (al parecer por unos días) por las 3 iglesias que lo custodian: Latina, Ortodoxa y Armenia.
Los turistas y creyentes se quedan a dos velas ante la visita más importante de las peregrinaciones a Tierra Santa por la caprichosa decisión de las 3 ramas del Cristianismo que reaccionan, como un partido político, cuando se les toca el bolsillo.
Desde hace décadas, los cristianos asisten a un proceso de extinción preocupante que ni siquiera se ha paliado con las visitas de los pontífices de Roma.
Los cristianos ya no están de moda en la Ciudad 3 veces santa. Y, lamentablemente, dejarán de ser una realidad en pocos años.
La Custodia Franciscana, por ejemplo, que lleva 8 siglos en Jerusalén, goza de prestigio reputacional en servicios de caridad y asistencia, pero sus intentos por mantener a la comunidad católica han resultado baldíos: menos del 2% de la población reconoce la confesión cristiana.
Quizás, les falta autocrítica cuando no les sobra suficiencia.
La Vía Dolorosa, que es la expresión del sufrimiento de Jesús, es todo menos un camino de constricción de fe.
A algunas estaciones, como la cuarta y la quinta, les precede una tienda de souvenirs y un café take away con olor a guacamole que la Iglesia tiene arrendado a terceros. Y en la sexta, donde Jesús apoyó su mano, los comerciantes árabes te rompen el rezo poniéndote en los ojos una camiseta de Messi y de Cristiano Ronaldo, con desprecios que rayan el insulto.
Los hechos de la Vía Dolorosa son relevantes para la Fe que las 3 iglesias conocen a la perfección, pero sus directivos prefieren mirar para otro lado.
El éxodo de cristianos de Jerusalén está anclado en raíces más profundas que arrancan en la férrea oposición del Vaticano a la creación del Estado de Israel durante las negociaciones en Naciones Unidas a finales de los 50.
La errónea visión geopolítica de la Administración eclesiástica de aquellos años exigió un enorme esfuerzo diplomático de Pablo VI y Juan Pablo II que ahora, con su mediática rueda de prensa este domingo, las 3 cabezas han arriesgado sin calcular las consecuencias.
Una verdad a medias es tan peligrosa como una mentira recortada. Es la esencia del juego político y a todas luces se ha confundido la Fe y la Religión con un alegato partidista en vísperas de la Semana Santa.
Católicos, armenios y ortodoxos merecen más respeto por sus administradores.
El Ayuntamiento de Jerusalén reclama unos 160 millones de euros a las 3 iglesias por impuestos impagados en bienes inmuebles y actividades económicas no declaradas.
A esto se resume la protesta cristiana extrema. No se cuestiona la invasión árabe de la Vía Dolorosa. Tampoco se pone en tela de juicio el lujo despampanante del complejo de Notre Dame propiedad de los Legionarios de Cristo, erigido fuera de las murallas de la Ciudad Vieja, como ostentación de una realidad que contrasta con las austeras casas novas de los Franciscanos.
Tampoco aprovechan las 3 iglesias el reclamo mediático de este domingo para unificar de una vez por todas las confesiones y poner fin a siglos de disputa.
Cerrar el Santo Sepulcro al culto y a la oración es contrario a la Fe y a la convivencia entre cristianos.
Es más fácil buscar un enemigo común ejerciendo como políticos cuando, en realidad, deberían ser meros servidores de Cristo. Es como mirar la paja en el ojo ajeno sin tener en cuenta la joroba que cargamos a nuestra espalda. ¿Les suena?