Polonia amenaza a los historiadores del Holocausto
Polonia, un país católico, invadido por la Alemania nazi, dividido en 2 en el reparto con Rusia y un sinfín de calamidades de siglos, sigue inmerso en sus pesadillas más hondas.
Ni siquiera la patria que vio nacer a un Papa, Juan Pablo II, convertido en santo, ha calmado a una sociedad que se ha enfrentado a la crisis migratoria europea impidiendo el reparto de africanos o sirios en su territorio.
Polonia cuenta con renglones torcidos con la apropiación de miles de inmuebles y bienes de los judíos conducidos a los campos de exterminio nazi.
Ahora da una vuelta de tuerca a su afrenta pública con el pronunciamiento de la Justicia polaca contra dos historiadores, a los que obliga a disculparse por apuntar en un libro la presunta complicidad por parte de un alcalde local de la Polonia ocupada con el régimen nazi.
El tribunal de distrito de Varsovia rechazó, en cambio, la demanda de indemnización que exigía una descendiente de ese cargo local, que consideraba se había difamado su memoria.
La sentencia no es en firme y los historiadores recurrirán en su contra.
El proceso sobre los dos historiadores, Barbara Engelking y Jan Grabowski, había generado una fuerte controversia tanto en el propio país como en Israel.
El origen del litigio es un libro, publicado en 2018, bajo el título “Dalej jest noc” (traducible por “La noche sin fin“), en el que se aborda el programa de exterminio nazi.
Desde distintos estamentos científicos, polacos o extranjeros, se ha alertado contra intentos de intimidación a los historiadores.
Polonia ha articulado en los últimos años una serie de medidas impulsadas por el ultraconservador partido gubernamental, Ley y Justicia (PiS), contra formulaciones, inclusive involuntarias, que apuntan a una complicidad con la ocupación nazi.
Con ese objetivo se aprobó en 2018 una ley destinada a impedir que los medios de comunicación -especialmente los extranjeros, donde se suele incurrir en ese tipo de errores- se refieran a los antiguos campos de exterminio o concentración de su territorio como “polacos“.
Esa ley, que levantó en su momento las críticas de Israel, tipifica como delito el uso de la expresión “campos de concentración polacos” y contempla multas y penas de hasta tres años de cárcel.
Solo en Auschwitz, el mayor de los campos de exterminio nazis y construido por el Tercer Reich en la Polonia ocupada, se estima que murieron asesinados 1,2 millones de presos, en su mayoría judíos.