Pfizer da la campanada con nueva tecnología
La vacuna desarrollada por Pfizer y su socio BioNTech, han superado las expectativas hasta el punto de que puedan detener la pandemia global y cambiar el curso de la economía, sumida en una depresión de caballo.
La vacuna demostró ser más del 90% efectiva en los primeros 94 sujetos que fueron infectados por el nuevo coronavirus y desarrollaron al menos un síntoma, avanzó la farmacéutica, casi 48 horas después de que se confirmara el triunfo de Joe Biden como presidente de Estados Unidos.
Los resultados positivos, aunque incompletos, acercan su comercialización, que para los grupos de riesgo (personal sanitaria o ciudadanos con patología sensibles) podría aplicarse entre los meses de abril y mayo.
El calendario de salud sugiere que la vacuna podría distribuirse este mes o el próximo, aunque los reguladores de salud de Estados Unidos piden algo más de tiempo. A su vez, las empresas tardarán meses en producir dosis suficientes para la población en general. Sólo el Gobierno Washington ha adquirido la opción de compra sobre 10 millones de unidades.
La vacuna de Pfizer y BioNTech utiliza una nueva tecnología basada en genes conocida como ARNm (ácido ribonucleico mensajero, encargado de llevar instrucciones genéticas a las células).
En las vacunas convencionales, como el sarampión o la poliomielitis, se inocula al paciente con versiones debilitadas o inactivadas del virus, de manera que el sistema inmunológico produce anticuerpos especializados que están adaptados para reconocer al virus.
Después de la vacunación, los anticuerpos permanecen en el organismo. Si el paciente luego se infecta con el virus real, los anticuerpos pueden identificarlo y ayudar a neutralizarlo.
Ahora, Pfizer va camino de dar la campanada con una variante. En lugar de utilizar todo el virus para generar una respuesta inmunitaria, las nuevas vacunas se basan en las proteínas de pico externas del coronavirus, que son las que utilizan los anticuerpos para reconocer el virus.
Los científicos de la multinacional han aislado los genes del coronavirus responsables de producir estas proteínas de pico. Los genes están encerrados, a su vez, en una capa de lípidos (grasas), lo que ayuda a protegerlos de la degradación.
Cuando se inyectan en un paciente, los genes ingresan a las células sanas donde producen proteínas de pico de coronavirus.
Una vez que se exportan de las células, las proteínas de pico inducen al sistema inmunológico a montar una defensa, al igual que con las vacunas tradicionales.
“Con suerte, ahora podemos seguir adelante y sacar esta vacuna y asegurarnos de que está haciendo lo que se supone que debe hacer, o sea, detener, el virus”, según Kathrin Jansen, jefa de investigación y desarrollo de vacunas de Pfizer, en unas declaraciones adelantadas por The Wall Street Journal.
Los expertos en salud sostienen que tener una vacuna es solo un frente en una batalla de dos frentes contra Covid-19. El otro frente pasa por tratamientos eficaces para quienes ya padecen la enfermedad.