Palo al optimismo: Eurozona se frena
Palo al moderado optimismo que proyectaban Bundesbank o el Banco Central Europeo, sobre la incipiente recuperación en la zona euro.
El crecimiento no solo no ha tomado mayor impulso en agosto, sino que se desacelera.
El empeoramiento del mapa financiero viene justificado el PMI compuesto (el índice de gestores de compras) de la eurozona que elabora IHS Markit, uno de los termómetros más fiables cuando se evalúa la actividad económica.
El frenazo que se dejó notar sobre todo en la actividad del sector servicios, por el Covid-19, que se deja casi un 5% y se coloca al filo del estancamiento.
La coyuntura aleja aún más la esperanza de una recuperación en forma de V, aunque sea “asimétrica“, como expresa la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, y de cuyos efectos no han escapado las dos mayores economías del bloque. Alemania y Francia pierden fuelle sin remedio y el resto de los países empieza a temblar en todas sus articulaciones.
Los datos de la zona euro contrastan con los de EEUU, donde el índice PMI muestra que la recuperación se acelera (ha mejorado 4,4 puntos, hasta los 54,7) y tampoco casan bien con el cauto optimismo mostrado el pasado martes por el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, quien señaló que los datos apuntan a un crecimiento superior al 8% en el tercer trimestre, ni con la evolución de la confianza de los consumidores de la zona euro, que paradójicamente sigue al alza en agosto. Un aparente optimismo que también tropieza con los temores del propio BCE de un fuerte impacto en el futuro de la pandemia sobre el mercado laboral, una vez desaparezca el efecto atenuante del uso generalizado de Erte.