Olivia y Anna, el riesgo frente a un padre maltratador
"La violencia vicaria o por sustitución es, sin duda, la agresión machista más cruel que puede ocasionársele a la madre, pero también el acto de bestialismo más cruento que lleva a cabo un padre sesgando la vida de sus propios hijos o hijas"
Olivia y Anna. Maldito 160… El maldito artículo 160 del Código Civil que condena a los hijos de un padre maltratador a relacionarse con él, siempre bajo el imperio del miedo, por supuesto.
Porque un padre que maltrata es un padre al que te sometes sin otra capacidad de decisión que no sea el miedo. Un derecho del menor según la ley, pero que los operadores sociales, en la práctica, transforman en una obligación.
Y es que todos estos agentes que jalonan el sistema, todos estos profesionales a los que se les presupone el oficio, jueces y juezas, o afanados fiscales, favorecen la relación con padres culpables de malos tratos.
(En ocasiones, incluso con aquellos que están presos por asesinar a la madre). Hasta tal punto llega la desprotección de los menores en la práctica… Porque “vale más un mal padre que ninguno”.
Rara vez suspenden las visitas del régimen de custodia compartida y jamás su patria potestad. Y por supuesto, el test de riesgo se le hace a la víctima, la mujer maltratada, y no al maltratador, cuyo nivel de riesgo conocemos todos cuando ya es demasiado tarde y toca graduarlo con sangre.
Es el propio sistema el que cronifica la revictimización de esas otras víctimas tradicionalmente invisibilizadas por el peso patriarcal de la ‘patria potestad’ sobre los menores.
Apoyados en la falsedad de un vínculo que, en verdad, no opera en estos casos. Empeñados en el error de que un maltratador puede ser un buen padre. Errados negacionistas que no entienden que hay ‘padres’ que no son padres. Como mismo hay ‘gente’ que no es gente.
El Día contra la Violencia de Género, el 25 de Noviembre, pero el de 2017 de hace cuatro años, volvíamos a decir desde estas líneas que las hijas e hijos de las víctimas de violencia de género, los menores que murieron como castigo a sus madres, eran igualmente víctimas de la violencia contra la mujer.
Protagonistas fatídicos e inesperados de la llamada ‘violencia vicaria’, eran utilizados como meros instrumentos para infligirle a la madre un castigo mayor que dejarla viva, condenarla a ser una ‘muerta en vida’.
Y sin embargo, ha costado tanto considerar a los menores asesinados como víctimas de la violencia de género… ¿Qué clase de sociedad asume con normalidad las cifras del terrorismo machista como si fuera las cifras del paro?
Con Olivia y la bebé Anna, a la espera de que aparezcan los restos de ésta última, serán 42 los menores que se sumen a la lista de víctimas de la violencia machista, pero sólo desde 2013 (fecha en la que por fin comenzó a registrarse cuántos menores eran asesinados como tales).
(Y sin contar el bebé no nato, el ‘nasciturus’ que llevaba en su vientre la mujer número 10 en lo que va de 2021, asesinada junto a su hijo de sólo 7 años por su ex pareja, en Mallorca el pasado 17 de mayo).
La violencia vicaria o por sustitución es, sin duda, la agresión machista más cruel que puede ocasionársele a la madre, pero también el acto de bestialismo más cruento que lleva a cabo un padre sesgando la vida de sus propios hijos o hijas, que son deshumanizados previamente por la figura paterna.
La verdad es que son tantas las aristas que quedan aún por reforzar de aquellas famosas 200 medidas del Pacto de Estado contra la Violencia de Género, firmado en España en julio de 2017… Que en las horas más tristes, con estas cifras, cuesta creer que ya tengamos un Ministerio que vele por la mujer y luche, efectivamente, contra la violencia de género.
Mientras la respuesta siga siendo que no se llegó a tiempo, cómo no va a seguir habiendo madres atemorizadas que procurarán no enfadar a sus ex parejas con una denuncia, y que morirán guardando silencio por proteger a sus hijos e hijas.
La etiqueta ya la sabemos (se nos da muy bien), la violencia es vicaria, pero es el artículo 160 del Código Civil el que le abre las puertas del ‘toril’ al maltratador y le da el pase al asesino machista. DEP Anna y Olivia, en el recuerdo.