Nimes donde las cigarras cantan los colores del grafiti
#TeCuentoUnSecreto relato 4. La autora, en su viaje por el mundo, queda cautivada por la explosión de arte en el corazón de la Provenza. Malvas, lavandas, alegría, sol..., el sur francés transformado en un museo al aire libre. Pura ensoñación
#TeCuentoUnSecreto de allá donde el viento me llevó y después me trajo, impregnada de aquel aire provenzal. Claro, como es siempre el del sur, que te permite mirar el horizonte hasta el infinito.
Lleno de sol, que te calienta la piel hasta dejarte las manos llenas. Promesas de un futuro mejor. Ese día que así lucía me hizo pararme a escucharlas por encima del viento.
Cuesta verlas en los árboles pero te recuerdan que allí el verano también es largo, y que son más los días soleados a lo largo del año que los que no. Y por ello, cantan. Todo el tiempo cantan, haciendo las tardes más cálidas.
Nimes, al sur de Francia y a sólo 50 kilómetros de la costa mediterránea, es la ciudad de las cigarras. También de colores, como sus campos llenos de flores de la Provenza, porque a las que sí ves… Están por todas partes.
Las cigarras llenan los muros de los patios y las paredes de las fachadas. Amarillas como el sol, verdes como los limoneros y hasta malvas como las lavandas, adornan los escaparates de casi todas las tiendas.
Ante tal estallido de tonalidades y tantas peticiones como te da la vida, el propio corazón te pide tanta luz como te ofrece Nimes. Y sus cigarras, claro.
Así que no es de extrañar que, además, sea una ciudad para el grafiti y la explosión del arte, más allá de sus flores occitanas. En Nimes los pigmentos se comparten y reparten por toda la ciudad… La verdad es que casi cada rincón de Nimes parece formar parte de una utopía artística.
Pero hay algunas calles especiales para ello, ubicadas en el barrio de Gambetta. Son el corazón del color de Nimes y una explosión de arte urbano, que te invita a seguir mirando al cielo buscando otras cigarras que también cantan colores.
Un verdadero museo al aire libre que cambia con el viento, llenando de nuevos pigmentos y otros rostros la antigua ciudad de 2000 años y pasado romano.
Lo mismo una jirafa mágica que se asoma a tu balcón de la segunda planta, que una señora que se tapa la boca ante lo que ve… (Quizá a ti). Nimes es sureña y no puede ni evitarlo ni esconderlo.
Es la alegría del aire que flota y que te mantiene en suspenso, aunque la presencia de un gran coliseo romano, usado de anfiteatro tanto como de plaza de toros, te confunda al llegar.
Pero no te equivoques… Es lo que tiene el Sur, que siempre crees estar en otro lugar. Es lo que tiene el Sur: la ensoñación. Para perderse, siempre. Por momentos crees estar en un rincón cualquiera de Andalucía, y otros, en el Trastévere romano.
Para qué, si no, te cantarían colores las cigarras… Para hacerte volar.
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