Miguel Poveda, ‘Enlorquecido’ tour
Hurgó en sus versos para llegar a los que más sangraban y volvió también del revés el flamenco más puro. #Enlorquecido recorrerá el verano.
Miguel Poveda anda ‘Enlorquecido’ y, detrás de él, todos. Enlorquecidos por tanto cante y enlorquecidos por tanto arte. Pero sobre todo, enlorquecidos por la falta de Lorca y ‘Enlorquecidos’ por su presencia, sin embargo, tanta y tan grande. Eterna.
Y es Miguel Poveda el que nos enreda entre palmas en las estrofas de su cantar, grande también. Dedicado al poeta ‘granaíno’ y universal, a Federico. Porque tocaba y ya le tocaba a él, a Miguel Poveda. Enlorquecido, todo él, en su espíritu y en su Arte (el de ambos).
Así ha llamado Poveda a su tributo al poeta granadino más internacional. El cantaor Miguel Poveda se sumergió totalmente durante tres años en la obra de Lorca, en su vida y su muerte. El resultado es un disco monográfico de su poesía, complejo y hasta arriesgado por lo conceptual. Pero soberbio.
Hurgó en sus versos para llegar a los que más sangraban y volvió también del revés el flamenco más puro. Porque no es cualquier ‘soná’ la que pueda vestir las palabras que brotan del espíritu lorquiano, que puso también del revés a la poesía misma.
El poeta que cambió Granada por Nueva York para volver a trocar Nueva York por Granada. (Al fin y al cabo, la vanguardia estaba dentro de él)
Hasta tal punto llegó Poveda en su entrega al espíritu de Federico, que se tatuó su nombre en la cara interna de su brazo. Y con esa sonrisa de alma pura, no esconde su deseo como mismo no esconde su enorme admiración por Federico García Lorca.
Pero ya lo sabíamos, que también Miguel Poveda es vanguardista. Y que tampoco calla. Por eso cuando se habla de los restos desaparecidos desde 1936, dice: “A mí me gustaría que se encontrasen, pero, si no sucede, siempre digo que a Federico (García Lorca) lo encuentras si quieres, porque es como una religión”. Dice.
Y dice bien. Porque cuando Miguel habla de Federico es que ya lo ha conocido internamente. Ha sufrido con él a través de sus versos y lo ha llorado como lo ha reído, dando gracias a la vida.

Miguel Poveda se ha entregado durante 3 años al reto de profundizar en la identidad del poeta (Foto del Twitter oficial del artista).
Lleva 30 años dedicado a la música pero necesitaba este reto. Y en su décimo tercer disco, llegó Federico, como una obsesión. En un “diálogo de tú a tú, en el que Lorca ha venido a removerme la conciencia”… Tal y como dijo Poveda en la presentación de este disco este último mes.
Y es que Lorca es algo vital. Profundo. Una necesidad hasta del mismo idioma, si se quiere. Y ‘Enlorquecido’ es Lorca más del 100%, en el cante de Poveda.
“Ha sido un ciclón que me ha arrastrado espiritualmente a lugares de Federico, y que me ha hecho hacer un viaje que me ha cambiado”. Repite Miguel Poveda en cada entrevista de la promoción y tour de ‘Enlorquecido’.
Y eso que, en principio, Canarias no está incluida en la agenda de fechas ya confirmadas de la gira de ‘Enlorquecido’. Y eso que Canarias tiene sus propios restos perdidos, sus fosas de palabras calladas y sus versos rotos. Tiene su propia sima de pasado oscuro y sordo.
Su propio pecado. Tiene su ‘Sima del olvido’ (Juanjo Monzón). Su Sima Jinámar (José Luis Morales). Jinámar, punto y aparte; en vez de ‘Triana, puente y aparte’, que canta ‘tangos’. Tangos de Triana. Jinámar sólo tiene llanto y grita desde hace tanto.
Pero ése es otro cantar, volvamos a Lorca y “que todos sepan que no he muerto”.
“Nunca una muerte fue tan pequeña”… dice Poveda. Acaso lo sean todas. “Soy un alma de escenario, un animal de escenario que necesita contar a la gente, energía congregada”. Y en esa diversidad halla también Miguel Poveda la fuerza de su arte.
Y con ‘No me encontraron’ arranca el concierto de ‘Enlorquecido’, el que da forma a nuevos Federicos y conecta con su idea de la vida, su filosofía. Como dice Miguel, “Lorca puede ‘entrar bien en vena’ desde bien temprano”.
“Ahora he descubierto una cosa terrible, no se lo digas a nadie”
“Yo no he nacido todavía”(…)
“Ninguna de las horas muertas me pertenecían…porque no era yo el que las había vivido, ni las horas de amor, ni las horas de odio, ni las horas de inspiración”… Y la guitarra lo acompaña.
Y son las cuerdas las emociones de esos 1000 Federicos. “Tendidos para siempre en el desván del tiempo, en el almacén del porvenir contemplé otros 1000 Federicos bien planchaditos esperando a que los llenasen…” Canta Miguel Poveda.
Pero fue el ‘Soneto de la dulce queja’ el que lo enamoró, a Miguel.
Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.
Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.
Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,
no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.
¿Y quién hay acaso que no viva de prestado, lo que tenga dentro no sea suyo?… “Veremos a ver si nazco”. Porque como cantaba también el propio Camarón De La Isla, en ‘La Leyenda del tiempo’ (1979)…
Él soñaba sobre el tiempo flotando como un velero,
Nadie puede abrir semillas en el corazón del sueño.
Aguarda. Quizá Lorca sí. Quizá todos. Quizá sólo haya que sentirse ‘enlorquecido’.